Una amiga de mi mamá, con la sabiduría que da la vida de observación y trabajo, nos enseñó desde que éramos niñas a notar la existencia perversa de “los yo me lo merezco”.

Son seres que para desgracia de la mayoría crecen en ambientes donde los tratan como superiores, les dicen únicos o que son “especiales”, haciéndoles creer que merecen más que el resto y que por lo tanto para ellos las reglas no aplican igual que para los demás. Es probable que fueran distinguidos en su seno familiar con la preferencia frente a los hermanos, les engañaron diciendo que ellos son brillantes, que no se equivocan, que el resto del mundo es bruto y lo es más si no les hacen caso, los contradicen, o tiene ideas opuestas, si no les entienden. Es que #LosYoMeLoMerezco siempre encuentran excusas que justifiquen sus atropellos, no necesitan argumentar en una discusión, ellos saben “la verdad”, la única verdad que es la que ellos dicen.

Una los encuentra en la cotidianidad de la vida. Vas al parque y ahí está ese que dice:

-Mi perro es especial, porque es mío, así que me importa poco lo que digan las leyes, ordenanzas, vecinos, etc. Suelta en el parque al animalito sin correa, si lastima a alguien es culpa del herido, no recoge sus desechos porque en su mente hasta la caca de su perro es especial, al cabo que ellos son #LosYoMeLoMerezco.

Luego sale a la calle, maneja como si fuera dueño de la ruta, cuanto más grande su vehículo, más atrevido su comportamiento. Por supuesto, invade vías exclusivas, se cruza esquinas a pesar de pares y semáforos, si hay una fila para curvar a la izquierda, #LosYoMeLoMerezco se inventan la doble fila y se cruzan al primero que ven más chico o que no acelera como partida de fórmula uno ante el cambio de luz.

En su barrio o condominio no pagan las alícuotas, no asisten a reuniones, tampoco donan tiempo, trabajo o dinero a no ser que puedan publicitar y sacar provecho personal de ello. Rara vez pagan impuestos, sus parejas y familias no lo hacen si ya paga él y encima salen a decir que los otros no cumplen, porque jamás notan sus propias contradicciones. Suelen conseguir ventajas en trabajos, colegios, universidades hasta becas, porque #LosYoMeLoMerezco siempre conocen a “alguien”, siempre encuentran la vuelta que les da la injusta ventaja.

El problema para el resto de nosotros se agrava cuando #LosYoMeLoMerezco van aumentando su poder. Entonces creen que solo ellos entienden qué hay que hacer, suelen decirlo:

-De esto yo sé. No importa que sea de psiquiatría, ciclismo o construcción. Ellos son geniales, todo lo dominan, no se equivocan. Entonces, a partir de sus experiencias personales hacen leyes, ordenan velódromos donde no hay ni bicicletas, diseñan edificios, puentes, teatros, lo que sea, ellos no dudan ni cuando se saben errados.

Cuando crecían #LosYoMeLoMerezco eran responsabilidad de la familia y el entorno que los trató como privilegiados que podían atropellar a quienes encontraban. Cuando llegan a la política si quieren ser autoridades es responsabilidad de cada uno de nosotros mostrar sus trampas, su arrogancia y el desprecio por las reglas y la justicia. Porque el dejar que sigan su camino es ser cómplice de sus abusos, el callar es de cobardes y cómodos. (O)