Alberto Raúl Sánchez Quiroz

De toda el agua que existe en el mundo, tan solo el 3% es agua dulce y de esta, la agricultura consume cerca del 70%, lo cual sumado a la influencia del cambio climático, que, en ciertas áreas, modifica el régimen de lluvias, ya sea aumentándolo o disminuyéndolo, y a la gran presión que ejerce nuestra creciente población mundial, hace que sea imperativo buscar métodos para disminuir el consumo de agua de la agricultura, pero manteniendo o aumentando la producción por área de cultivo y además permitiendo obtener productos que logren satisfacer la demanda en cuanto a calidad que el consumidor le ha impuesto al mercado.

El uso del riego en la agricultura es una práctica antigua, desarrollada con la finalidad de proveer una cantidad adecuada de agua para el correcto desarrollo de los cultivos y permitir así la producción de alimentos en la época seca, en la cual no existen lluvias frecuentes. Esto posibilitó la existencia constante de comida y gracias a esto los pueblos lograron asentarse y desarrollarse. El agua es tan importante para la agricultura debido a que crea una solución en el suelo en la cual se encuentran disueltos los nutrientes y mediante la absorción efectuada por sus raíces, las plantas logran acceder a estos.

Aunque la irrigación es una herramienta agronómica y tal vez económicamente viable, es importante mencionar que un abuso en su uso puede causar severos daños ambientales, tales como la erosión y la salinización del suelo, ocasionados por el arrastre que ejerce el agua sobre la superficie y a la utilización de agua de riego con altos contenidos de sales, respectivamente. El uso excesivo de este recurso para este fin puede afectar los ciclos químicos y biológicos del cuerpo de agua del cual está siendo extraído, pudiendo causar alteraciones que muchas veces son irreversibles, por ejemplo, la pérdida del Mar Aral, originada por una excesiva extracción de agua para irrigación agrícola.

Ecuador no es ajeno a estas realidades, ya que en los últimos años se han evidenciado reducciones en los caudales de ríos de algunas de las principales provincias, en especial de Los Ríos y Loja, considero que esto puede deberse a cambios en el régimen lluvioso, una menor recarga de los acuíferos, propiciada por la deforestación de las zonas de recarga de agua, lo cual también aumenta la cantidad de sedimentos en los cauces de ríos y por último a un uso indiscriminado de agua para irrigación por gran parte de los agricultores.

Existen muchas formas de realizar irrigación, las cuales difieren en su costo, eficiencia, facilidad de uso, entre otras. Para mencionar algunas, riego por gravedad o inundación, riego por goteo, aspersión y microaspersión, los cuales son utilizados en una amplia gama de cultivos. En Ecuador y el mundo el cultivo que más agua consume es el arroz inundado, la cual es una práctica insostenible y es de esperarse que en un mundo en el cual la presión por este recurso es cada vez mayor, se implementen más sistemas de riego que hagan un uso eficiente del agua, permitiendo la producción agrícola y un correcto abastecimiento del recurso para la población.