El sector automotor se aproxima a cerrar un año con un descenso en sus ventas. Hasta noviembre, el comercio de carros registró un bajón del 16% frente a las unidades colocadas en ese mismo periodo del 2011.

Según cifras preliminares proporcionadas ayer por la Asociación Ecuatoriana Automotriz (AEA), gremio que reúne a las principales concesionarias en Guayaquil, las ventas acumuladas hasta el mes pasado alcanzaron las 107.295 unidades. Eso representa 20.347 vehículos menos vendidos.

Solo en noviembre anterior, las concesionarias negociaron 9.026 unidades nuevas. Y aunque esa cifra fue superior a las ventas de octubre, comparativamente son inferiores a las 10.325 unidades que se adquirieron en noviembre del 2011.

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Manuel Murtinho, gerente de la AEA, sostuvo que la caída en las ventas es producto de las restricciones a las importaciones de vehículos que se dictaron este año y que determina cupos para las empresas. Esa medida fue determinada por el Comité de Comercio Exterior.

En la práctica eso ha llevado a las compañías a no contar con el suficiente surtido para responder a la demanda y, en otros casos, obliga a las firmas a llevar un control más estricto de sus inventarios cada mes.

Murtinho indicó que otro componente para la reducción de las ventas está ligado a las restricciones crediticias a raíz de que se incorporó en la ley hipotecaria la posibilidad de devolver un vehículo si el cliente no puede asumir la deuda.

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Con la tendencia de los últimos 11 meses, la AEA estima que el año cerrará con menos ventas. Una previsión que también la comparte la Asociación de Empresas Automotrices del Ecuador (Aeade), que ayer organizó el evento “Perspectivas económicas y políticas 2013”, en el que intervinieron Alfredo Arízaga y Benjamín Ortiz.

Gloria Navas, presidenta de la Aeade, gremio con sede en Quito, prevé que la reducción de las ventas al término de este año será de un 15%, lo que equivale a dejar de vender unos 500 millones de dólares este año.

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Enfatizó que al sector le preocupa mucho el 2013, pues la normativa vigente es bastante inflexible, pues no les permite atender la demanda y sobre todo pone en riesgo la estabilidad de muchas empresas, por lo que el sector buscará nuevas oportunidades de negocios, aunque continuará promoviendo el diálogo con el Gobierno para que reconozca el aporte fiscal, tecnológico y de generación de empleo que representa.

Por su parte, Arízaga advirtió que la industria, a más de las restricciones, se vería afectada por una eventual reducción del crédito por efecto de la Ley de Redistribución del Gasto Social, que limita las utilidades de la banca y una caída de alrededor de $ 100 millones en las remesas del exterior, la cual tendría un impacto debido a que la gente preferiría comprar unidades más económicas.