A la pequeña mano de Carlos, de 9 años, le hace falta su dedo meñique. Lo perdió tras recibir la explosión de un petardo, que segundos antes lo levantó de entre los escombros de un año viejo quemado, el 1 de enero de este año.

Así como Carlos, 35 menores entre cinco y catorce años, tuvieron quemaduras de tercer grado y, algunos de ellos, tuvieron además pérdida parcial de la audición, visión y de falanges, por manipular juegos pirotécnicos, señaló Anita Soria, jefa de la Unidad de Quemados del hospital de niños Roberto Gilbert. La especialista sostuvo que, según estadísticas de años anteriores, desde Navidad y hasta después del fin de año es la época en que se presentan estos casos. En el último periodo (enero del 2012) se incrementaron en casi el 200%, ya que en el ciclo del 2011 se recibieron a 12 pacientes.

Ante ello, Soria indicó la importancia de no usar los materiales pirotécnicos ni recoger los que aparentemente están apagados. “Ningún juego artificial es inofensivo, todos producen daño... ningún niño ni adulto debe manipular los juegos artificiales. El chispeador puede incendiar la ropa o causar quemaduras”, señaló.

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La especialista agregó que a más de curar la quemadura, el niño debe seguir un tratamiento largo y costoso, que consiste en recibir rehabilitación y terapias físicas, ocupacional y psicológica.

Para evitar que ocurra este tipo de accidentes, el Cuerpo de Bomberos de Guayaquil lanzó la campaña de prevención ‘Reventón sin Reventar’ para concienciar a la población en contra del uso de material explosivo, así lo refirió el mayor Santiago Peña.

Según estadísticas de los bomberos, entre finales de diciembre del 2011 y principios de enero de este año se registraron 41 niños con quemaduras y pérdida de algún miembro en la ciudad por la manipulación de juegos pirotécnicos.

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Esta cifra es preocupante para Peña, quien señaló que “los padres son los primeros en comprar estos materiales y dárselo a los niños pensando que son inofensivos, pero no es así”. Explicó que en el caso del chispeador, uno de los más manipulables por los menores, está elaborado con alambre y un producto compuesto por pólvora, nitrato y clorato) lo que le da el efecto de las luces) y cuando se consume queda el alambre al rojo vivo, con lo que se podría quemarse o quemar a otra persona.

Hasta la tarde de ayer, en los hospitales de niños Roberto Gilbert y Francisco de Ycaza Bustamante no se han registrado quemaduras por productos explosivos.

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En tanto, José Chávez, médico tratante de la Unidad de Quemados del hospital del IESS Teodoro Maldonado Carbo, recomendó que en caso de quemaduras no lavar la herida ni colocar ningún tipo de receta casera, ya que “el área quemada está limpia, estéril, sin bacteria, y al ponerle alguna sustancia podría ocasionar una complicación. Se debe acudir al centro de salud más cercano”.