Blanca Moncada
.- Entre el 2006 y el 2007 se aprobaron dos vacunas que previenen el virus del Papiloma humano (VPH), y este 2012 salieron a la luz los primeros resultados de esa medicina. En Australia, por ejemplo, se disminuyó el contagio en el 57% en mujeres vacunadas.

Así lo asevera el ginecólogo argentino Silvio Tatti, quien llegó al país para ofrecer una conferencia sobre este tema con un grupo de profesionales expertos en la enfermedad.

Al llegar a la cavidad vaginal, el VPH infecta las células de la mucosa que revisten la entrada al útero. Entra en ellas y se multiplica, causando la muerte de esas células y graves daños en los tejidos, que pueden tardar en cicatrizar más de dos años, explica su colega, Mauricio Anchundia.

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Hay cien tipos de virus de papiloma humano, entre estos los de alto riesgo, que son los que causan cáncer, y los de bajo riesgo, que son los que solo generan verrugas, añade. Esta enfermedad afecta a hombres y mujeres por igual. “En ellas perjudica el cuello del útero, la vulva, la vagina; en ellos, el pene, y en ambos la zona ano-rectal y las regiones de cabeza y cuello: lengua, amígdalas, faringe, laringe esófago (por sexo oral)”, explica el profesional.

Tatti dice que las vacunas contienen una parte del VPH que no genera cáncer. Al respecto, el ginecólogo Eduardo Barrera Blum dice que contagiarse con el virus del papiloma humano no tiene cura, pero que las vacunas son una buena opción para prevenir este mal, porque imitan al virus para que el organismo lo reconozca, inhibiendo la actividad viral y despertando inmunidad.

En Latinoamérica, aconseja Tatti, se debe aplicar lo que en algún momento ocurrió con la vacuna contra la polio, una enfermedad que tiene una incidencia casi nula en este lado del continente por la forma en que se previno de forma masiva, apunta.

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Lo que el médico expone consta también en la historia del país, en donde no se registran casos de polio desde 1990, según un informe que realizó en 1994 el entonces presidente de la Comisión Nacional para la Certificación de la Erradicación de la Poliomielitis, Enrique Chiriboga.

“Las campañas de información contra el VPH –en las que se asegura que la circuncisión y la monogamia disminuyen la transmisión– no certifican un compromiso de la persona para evitar el contagio. La prevención está directamente ligada a la vacunación, y esta debe estar a cargo del Estado”, explica.

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Menciona al respecto que en nuestro país los ginecólogos pueden vacunar a los pacientes contra el virus desde los 9 años, pero que en Argentina está prohibido porque es el gobierno el que se encarga de esto.

Detectar la enfermedad es posible en las mujeres a través del papanicolau o la polcoscopia (detecta imágines en el cuello del útero), y la captura híbrida (muestra de tejidos para análisis en laboratorio).

En los hombres, la penescopia, que permite la visualización de lesiones por el virus pero no determina si un hombre es portador.

Datos

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Las posibilidades de contagio son del 80% en la población sexualmente activa, por lo que está considerada la enfermedad por transmisión sexual más frecuente en el mundo. Gozar de buena salud no es cuestión de suerte. Mucho tiene que ver la prevención