Los jabalíes, introducidos en las Américas hace tres siglos por los españoles aficionados a la caza mayor, estarán el lunes en el centro de una batalla entre el individuo y el estado de Michigan.

"Un juez decidirá sobre la constitucionalidad de las acciones del estado (de Michigan)", dijo a Efe, en conversación telefónica, el criador de jabalíes Mark Baker, cuyo forcejeo de casi un año con las autoridades estatales le han convertido en una especie de héroe popular.

La confrontación ocurre, además, en una época en que el sentimiento antigubernamental -que es una de las vetas características de la psique estadounidense- ha alzado un movimiento ciudadano y da energía al ala más conservadora del Partido Republicano.

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Durante la guerra de independencia, que los estadounidenses llaman revolución, "sólo el 20 por ciento de los habitantes de la colonia hicieron algo", recordó Baker.

"Y de ese 20 por ciento muy pocos en realidad tomaron las armas", añadió. "Si usted es parte de ese 20 por ciento que está dispuesto a hacer algo realmente, yo sugeriría que haga algo ahora".

El jabalí, un mamífero de la familia de los suidos que es originario de Europa pero que se encuentra en América, África y Asia, está incluido en la lista de las cien especies exóticas invasoras más dañinas del mundo.

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En España existen dos subespecies, el Sus scrofa castilianus, en la región central del país, y el Sus scrofa baeticus, en el sur.

En Estados Unidos, el jabalí salvaje es una de las presas favoritas de los amantes de la caza mayor, y hay cientos de áreas boscosas, parques nacionales y aún cotos privados a disposición de quienes con armas de fuego, arco y flecha o ballestas de alta tecnología, los matan por miles cada año.

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Pero la granja de Baker es algo diferente: los casi 100 jabalíes que él y su familia allí crían en un área cercada están domesticados, y se les alimenta cuidadosamente para engordarlos y abastecer un mercado de carne buscada por gourmets selectos.

"Estos animales son el resultado de la cruza de jabalíes Mangalitsa y cerdas rusas", continuó Baker.

En diciembre del año pasado la directora del Departamento de Recursos naturales y Ambiente de Michigan, Rebecca Humphries, firmó una ordenanza que designó a los cerdos asilvestrados y los jabalíes salvajes como una "especie invasora" en el estado, y anunció su eliminación.

La ordenanza incluye nueve características que determinan si un animal es un cerdo asilvestrado o un jabalí salvaje, y cualquier suido que tenga una sola de tales características, bajo la ordenanza de Humphries, debe ser liquidado.

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Baker ha desafiado la ordenanza y encara la posibilidad de hasta cuatro años en prisión más una multa de 20.000 dólares por cada infracción, es decir cada uno de los jabalíes en su granja, un monto que supera el valor total de la propiedad.

Y Baker no está dispuesto a ceder ante lo que considera una prepotencia del Estado: tras ocho años de servicio militar el hombre inició una pequeña granja familiar con su esposa y sus hijos que ahora suman seis.

"Michigan encabeza la campaña para la destrucción de la granja familiar", dijo Baker. "Los criadores de cerdos en gran escala, los de las granjas industriales nos ven como una competencia, pero es de esas instalaciones de donde hay más probabilidades que se escapen los cerdos y se tornen salvajes".

En su sitio de internet (http://bakersgreenacres.com) Baker ha colocado fotografías de su granja y su familia, y con un vídeo ha ido explicando la evolución de su querella con el estado de Michigan. Y con las herramientas de la red ha recolectado donaciones de miles de simpatizantes que le ayudan a financiar los costos de abogados y expertos.