En el 2007, Andrés Sebastián Cevallos, un joven peninsular, se divertía alegremente con otros amigos y de pronto ocurrió una balacera. Recibió cuatro disparos, pero uno le comprometió la columna vertebral, que lo mantiene parapléjico al 91%. Fue el inicio de su calvario. El presidente Correa ordenó la intervención quirúrgica inmediata al ministro de Salud, pero sus órdenes no fueron acatadas a cabalidad. Andrés tuvo que ser operado de manera urgente, pero aquello no ocurrió, lo que produjo una siringomielia (quiste dentro de la médula espinal), formándose un tumor en la segunda vértebra cervical. Todo esto debido a la permanente negligencia oficial, aduciendo que no hay presupuesto; dueños de clínicas privadas locales han sido testigos de su sufrimiento y lo han apoyado gratuitamente. Tiene colocado un stent (cánula) traqueal que le permite respirar y hablar con cierta dificultad.

Andrés no recibe el Bono de Desarrollo Humano ni el Gallegos Lara por su incapacidad. La fundación Espejo le entregó una silla de ruedas, una cama con colchón, una licuadora dañada y una silla para sus necesidades biológicas, que no la utiliza por su estado parapléjico. Recibe apoyo (de lunes a viernes) del actual director provincial de Salud, pues dos enfermeras lo asisten con la terapia física y respiratoria.

El drama en el hogar de los Cevallos se complica con la invalidez que padece la madre de Andrés, que la mantiene atada a una silla de ruedas y le impide cuidar a su hijo. Ella recibía 240 dólares mensuales del Bono Gallegos Lara y en agosto pasado se lo quitaron. El vicepresidente Moreno debe intervenir ante esta injusticia, a pesar que su esposa sostiene que se le ha brindado “la mejor ayuda del mundo” (?) al momento que le solicitaron interceder ante su marido. Andrés está sin médula, tiene que ser enviado urgentemente a China, España o Estados Unidos donde los trasplantes son exitosos. Mientras aquello no ocurra, estará expuesto a adquirir leucemia ante la falta de defensas en su organismo.

El jefe de familia, Andrés Cevallos Morales, profesor desde 1980 del colegio Guillermo Ordóñez Gómez, en forma casi suplicante –desde noviembre de 2011– ha pedido a autoridades del Ministerio de Educación le tramiten la compra voluntaria de su renuncia al magisterio para obtener dinero y asumir los gastos que demanda el cuidado de su esposa e hijo. Como respuesta, la rectora encargada del colegio pretendió destituirlo del cargo. Ahora, acaba de recibir el oficio 089-VBB de la CGE donde le reclaman por la inasistencia a su trabajo. ¡No hay derecho para tanta infamia e indolencia!

En varias ocasiones el mandatario ha pernoctado en la provincia de Santa Elena para realizar sus informes sabatinos y en dos ha prometido visitar a Andrés, pero sus “asesores” y burócratas negligentes e insensibles le ocultan la verdad e imposibilitan el encuentro. Esta semana lo vi en su lecho de dolor. Me sorprendieron sus ansias de vivir y su fortaleza en la palabra de Dios. Insto al mandatario, en su condición de padre de familia y de hombre católico, ayude urgentemente a Andrés que espera pacientemente la visita presidencial en su humilde hogar.

Es un pedido humanitario para impedir que la muerte se lleve a un joven que soporta estoicamente su enfermedad y lucha denodadamente por sobrevivir. ¿Será mucho pedir?