La demagogia de atender indiscriminadamente a pacientes que no aportan al IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social) está dando sus frutos.

Los hospitales saturados no tienen dónde poner a tanto enfermo y las medicinas se terminan, las suturas escasean y el instrumental quirúrgico delicado y caro se deteriora rápidamente. Un portaagujas (instrumento delicado que sujeta la aguja de la sutura y con el que se hacen los nudos) tiene un labrado especial que se gasta con el uso y una vez gastado no presiona el hilo o nailon o lo hace a medias, lacerándolo e inutilizándolo y obligando al cirujano a usar una nueva sutura. ¿Resultado? Una herida que habría requerido de dos empaques, termina utilizando 4. Esta simple realidad se aprende cosiendo y haciendo nudos y como es obvio, es ignorado por economistas, ingenieros, o astrónomos que ponen a dirigir hospitales. Cuando el problema era la falta de drogas se contrataron farmacias particulares para que ayuden, pero como no se les pagó a tiempo, sus dueños se negaron a seguir despachando y obligaron al afiliado a gastar de su bolsillo. Lo mismo va a ocurrir ahora con unidades particulares que ya están protestando por las exorbitantes cantidades de dinero que se les debe. Se escucha que el 40% de las pensiones que el Estado tiene que pagarle al IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social) por sus afiliados se hará en bonos. Vamos a ver cuántas clínicas y boticas particulares desembuchan una aspirina con semejante calidad de pago.

Carlos Mosquera Benalcázar,
médico especializado en cirugía, Quito