El New York Times, el periódico más influyente del mundo, escribió uno de sus editoriales centrales condenando el juicio a El Universo. En el texto, titulado "Un asalto a la democracia", se pide que todos los líderes democráticos del Hemisferio se pronuncien y hagan retroceder a la postura de Rafael Correa.

El editorial de The New York Times se suma a uno del Washington Post, publicado la semana pasada sobre el mismo tema, y a otro de Los Angeles Times. El País de España, otro influyente medio en el mundo, también ha seguido con interés el proceso contra El Universo.

El siguiente es el texto del editorial de The New York Times, traducido al español:

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El presidente de Ecuador, Rafael Correa, lidera una implacable campaña contra la libre expresión, acosando a sus críticos, presionando a las emisoras independientes a salir del aire y secuestrando a las cortes nacionales en su deseo de llevar a la bancarrota al periódico más grande del país.

Después de que Emilio Palacio, el editor de Opinión de El Universo, escribió una columna acusando al señor Correa de ordenar al Ejército abrir fuego a un hospital durante una protesta policial, el señor Correa abrió un proceso criminal contra el editor y tres de los directivos del periódico, invocando "difamación agravada de un funcionario oficial".

A pesar de las escandalosas irregularidades -el caso fue finalmente decidido por un "magistrado temporal" que, acorde a un análisis forense independiente, pudo haber delegado el trabajo de escribir la sentencia al abogado del Presidente- una corte de apelación confirmó una indemnización de 40 millones de dólares para el presidente, más sentencias de tres años de prisión para los directivos y el señor Palacio. Una  audiencia de apelación final pedida por los directivos se espera para este miércoles (sic). Al señor Palacio se le agotaron las apelaciones.

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Previendo las elecciones presidenciales del próximo año, en las cuales probablemente se candidatizará, el señor Correa ha presionado también por una ley que prohibiría a los medios de comunicación "hacer promoción directa o indirecta, ya sea a través de reportajes, especiales o cualquier otra forma de mensaje, que tienda a incidir a favor o en contra de determinado candidato, postulado, opciones, preferencias electorales o tesis política".

El asalto del señor Correa a la prensa ha generado críticas de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Organización de Estados Americanos. Ahora él trata de silenciar a la Relatoría. El mes pasado, su gobierno presentó a la OEA recomendaciones para "mejorar" la Relatoría Especial, reduciendo su financiamiento, limitando el alcance de sus reportes anuales e imponiendo un código de conducta para restringir su independencia.

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Los Estados Unidos y otros reconocieron tardíamente en lo que se hallaba el señor Correa. En diciembre, la OEA adoptó un reporte final más amplio con el sistema de monitoreo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que incluyó algunas de las recomendaciones.

Cuando los embajadores de la OEA se encuentren en Washington esta semana, deberían hacer todo lo que puedan -hay espacio para maniobrar- para proteger el financiamiento y la voz de la Relatoría. El señor Correa, predeciblemente, orienta sus movimientos en una retórica populista. "Cuando estamos liberando a nuestros países de los poderes fácticos que siempre los dominaron -como el poder mediático- estos poderes fácticos nos acusan", aseguró en un discurso ante líderes latinoamericanos en diciembre.

No hay duda que su asalto a la prensa libre es un asalto a la democracia. Latinoamérica tiene una historia amarga de dominio autoritario. Ha luchado duro para ir más allá de esos días. Todos los líderes democráticos del hemisferio, incluyendo al presidente Obama, necesitan hacer retroceder al señor Correa.