Unas chicas mostraban su amplia sonrisa, otras apretaban los dientes y cerraban los ojos, mientras que a unas pocas se les salían las lágrimas al ver cómo su cabellera se reducía 20 cm.

Pero al final no les importaba cómo habían quedado, porque todas tenían un solo objetivo: ayudar a que los pequeños que han perdido su cabello por el cáncer olviden por un momento su enfermedad y sonrían al usar una peluca que les guste.

Con los mechones que se obtuvieron en el evento, organizado el viernes pasado por el Liceo Panamericano –al que asistieron estudiantes de colegios como Delta, Monte Tabor, centro educativo La Moderna, entre otros–, se podrán confeccionar 126 pelucas, según Javier Sandoval, representante de la fundación quiteña Dibuja Una Sonrisa, promotora de esta iniciativa a escala nacional.

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Para Michelle García, de 13 años y estudiante de noveno año del colegio Espíritu Santo, la donación representaba ayudar a una amiga. “En mi curso hay una compañera que tiene cáncer y siento que lo que estoy haciendo es para ella”, dijo al colocar su mechón en una mesa, junto con los aproximadamente 380 recolectados.

A otra de las donantes, su madre le tomaba fotos con el celular mientras el estilista le hacía un moño con una liga y le cortaba el mechón. “Me da pena cortarme el cabello, porque es lacio natural, pero siento que este es mi regalo de Navidad para los niños”, mencionó Lyann Birkett, de 16 años y estudiante de la unidad educativa Crear, al ver su nueva melena un poco más abajo de los hombros.

Sandoval explicó que todas las donaciones se enviarían a un artesano en la capital para someterlas a un proceso de hidratación y tinturado, para así nivelar (uniformar) los colores.

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Luego se cose mechón con mechón para unirlos en una máquina recta y al final se los ubica en una sola malla.

Se prevé entregar las pelucas en febrero próximo a los pequeños que reciben tratamiento en Solca, mientras que las otras las darán en el transcurso del primer semestre del 2012.

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Pese a que solo las mujeres podían donar, porque es indispensable que cada mechón tenga 20 cm de largo, los chicos también optaron por cortarse el cabello de forma simbólica.

“Yo sé que no sirve, pero lo hice para tratar de sentir lo mismo que sienten los niños que tienen cáncer y se quedan sin pelo. Claro que sería mucho mejor si les sirviera”, dijo Óscar Murillo, de 14 años y estudiante del colegio organizador.

En el evento, que duró desde las 10:00 hasta las 14:00, también participaron algunos padres de familia y profesores.

María Fernanda Solms, madre de dos alumnos del Liceo, acudió para cortar su cabello porque sus hijos no podían. “Ya que ellos no pueden donar yo vine a dar por ellos”, indicó.

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Dibuja Una Sonrisa tiene previsto hacer más eventos en conjunto con los centros educativos. En agosto pasado realizó uno con la Universidad de Especialidades Espíritu Santo.

Detalles

Más contribuciones

Las personas que deseen hacer donaciones de cabello pueden acudir al local de FK Asesores de Imagen, ubicado en la planta alta del centro comercial Mall del Sol. Se los puede contactar al 208-2827/26 o por Twitter en la cuenta @FKAsesores.

Fundación organizadora

Se puede conocer más de la fundación Dibujando una Sonrisa, promotora de esta iniciativa, a través de su página www.dibusonrisas.com o en su cuenta @dibusonrisas.

Recaudación

La confección de cada peluca tiene un costo de $ 80, por ello durante la jornada también se receptaron donaciones económicas que alcanzaron los $ 3.000.