Luis (nombre protegido), de 37 años, está agradecido con la vida por su esposa Narcisa, de 52, pues aún sabiendo de los riesgos que implicaba su enfermedad (insuficiencia cardiaca terminal) se mantuvo siempre a su lado, y fue su apoyo hasta el último minuto antes de ingresar a la sala de cirugía de la clínica Kennedy, donde “unos ángeles”, como los define ella, lo trajeron de vuelta a la vida.

Este trasplante de corazón es el éxito compartido de un trabajo en equipo, así lo define el director médico de la clínica Kennedy, Édgar Lama, quien afirma que aunque este no es su primer trasplante de corazón, sí es el primero en hacerse en coordinación con el Organismo Nacional de Trasplantes de Órganos y Tejidos (Ontot) de Guayas, el hospital Luis Vernaza (entidad que donó el órgano).

Para Narcisa y su hija Lady, de 6 años, la colaboración de estos tres organismos resultó en que su esposo tenga otra oportunidad. “Los últimos días él no podía respirar, se agitaba”.

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La enfermedad de Luis se inició hace once años cuando apenas tenían un año de casados y aunque en repetidas ocasiones tuvo infartos, el último en junio pasado le provocó un derrame que lo dejó parcialmente ciego, ellos no perdían la esperanza de encontrar un donante.

Debido a que es un paciente del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) se lo derivó a la clínica Kennedy y como su estado se complicó, en este año tuvo al menos cinco ingresos (tres en el hospital Teodoro Maldonado Carbo y dos en la Kennedy), explica la coordinadora hospitalaria de este centro, Betsy Recalde.

Por eso, señaló un funcionario de la Ontot-Guayas, se lo ubicó dentro del código cero, terminología que se utiliza para definir que el paciente se encuentra en estado muy crítico.

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El 10 de noviembre pasado, Luis y su familia recibieron la llamada más importante de su vida. Se había encontrado un corazón para él. Inmediatamente se lo ingresó a cirugía, recuerda su esposa. “Fue increíble, Dios hace milagros, él tiene el don de hacerlos, todo calzó bien y se despertó”.

Recalde resalta que fue muy importante la colaboración entre lo público y semipúblico, porque a través de ello se logró un trasplante con éxito.

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En Guayas la única clínica acreditada para efectuar trasplantes de corazón y que cuenta con la acreditación de la Ontot es la clínica Kennedy, centro que con este suma su noveno trasplante de este tipo.

Lama coincide con Recalde y recalca que sin el trabajo en equipo con la Ontot no se hubiera podido salvar una vida, acto que abre el camino para que intervenciones como estas se multipliquen en el país.

Por ahora Luis descansa en una habitación de esta clínica a la espera de retornar pronto a su hogar, pero para ello deberá asistir periódicamente a sus citas con el cardiólogo, así como a una psicóloga que lo ayude a asimilar la operación.

Su esposa está feliz al igual que su hija. Él aún no cree que despertó de la cirugía.

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“No lo puedo creer, me parece un sueño”, le dijo a su hermana Edita, de 39 años.

Recalde dice que es necesario mantener en reserva el nombre del donante cadavérico, así como de los pacientes que se beneficiaron de esta ayuda (en el hospital Luis Vernaza se efectuó un trasplante de riñón).

Asimismo, las autoridades de la Ontot insisten en hacer un llamado a la comunidad y que se esclarezcan dudas acerca de la donación de órganos.

Una de las comunes, según la Ontot, es que se teme que no se preserve la vida o que no se haga todo lo posible para mantenerlo con vida, lo cual es falso, pues si no se brinda una correcta atención médica no se podrán después usar los órganos o tejidos. La entidad trabaja en una campaña informativa.

La Ontot aún trabaja en el reglamento definitivo para la Ley de Trasplantes de Órganos y Tejidos, la cual ya fue enviada a la Presidencia de la República para su revisión y posterior aprobación.