Desde hace seis meses la música invade el populoso sector de La Prosperina, al noroeste de la ciudad.

Es un fin de semana cualquiera, pero es especial para las hermanas Mayerli y María José Carbo, de 7 años, pues han logrado entonar unos violines.

A su lado, Carlos Ramírez, de 11, entusiasmado se arriesga a tocar una salsa en su trombón; mientras Samantha Cox y Joseph Delgado, también de 11, compiten por entonar una ronda infantil en su flauta y violín, respectivamente.

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Todos son parte de los 176 niños, niñas y adolescentes, de entre 5 y 14 años, que diariamente reciben clases de música instrumental y coro en el primer Centro de Expresión Musical (CEM) de La Prosperina.

Este fue inaugurado en mayo pasado como parte de un convenio firmado entre el Ministerio de Inclusión Económica y Social, a través de su Instituto de la Niñez y la Familia (INFA) y la Fundación Huancavilca.

Incluye, además, el fortalecimiento del CEM del Guasmo, donde otros 176 niños reciben formación musical.

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El proyecto comenzó a ejecutarse en marzo pasado con una inversión de 386.000 dólares, de los cuales el MIES-INFA aporta con el 63%.

Alejarlos de la violencia

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Carlos Piguave, responsable del programa por parte de esa institución, señala que el objetivo es proporcionar una alternativa de vida para los niños de familias de escasos recursos.

La idea es que ellos ocupen su tiempo libre en una actividad que los aleje de la violencia y los peligros de las calles.

“Estamos recuperando los derechos a la recreación, a la cultura y la participación, pero también fortaleciendo el sentido de responsabilidad de los alumnos”, resaltó Piguave.

Además de asistir a las clases de música, los chicos deben mantener un buen promedio en sus estudios regulares.

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Eso, para Cristhian Navarrete, de 10 años y quien toca la trompeta, significa un reto muy grande, pero –dice– muy satisfactorio a la vez.

“Siempre quise tocar un instrumento, pero mi mamá no podía pagarme un curso y ahora estoy feliz, disfruto haciendo lo que me gusta: la música y el deporte”, comenta, mientras enseña las medallas y diplomas obtenidos en los campeonatos de fútbol en los que ha participado y como uno de los mejores estudiantes de su plantel.

Su madre, Freya Alcívar, señala que su hijo no solo se ha convertido en el orgullo de su familia, sino de todo el barrio.

“Los vecinos están muy pendientes de que asista a los cursos y lo alientan a seguir, es una gran alegría para mí y por eso siempre lo apoyo”, asegura.

La corresponsabilidad familiar es uno de los aspectos claves en este proyecto, en el cual se desarrollan también talleres de derechos y valores con los parientes de los niños; incluso en ambos CEM se han conformado comités de padres.

“Los padres estamos muy integrados y juntos ya hemos realizado eventos para gestionar las camisetas de los niños”, señala Marina Chuya, presidenta del comité de La Prosperina.

En este lugar se realizó el pasado sábado un bingo para recaudar fondos.

Con ello se aspira a tener los recursos necesarios para la fiesta de Navidad de los niños. También se trabaja en la elaboración de decoraciones.

Cifras

365
Menores. Niños, niñas y adolescentes reciben clases de formación musical, instrumental y coral.

386.000
Costo. Ese es el valor de la inversión del proyecto, que se ejecuta desde marzo y concluye en diciembre próximo.