Patrizia Parodi Romano,
estudiante, Guayaquil.- Es una pena que entre hermanos de la fuerza pública se hayan matado por salvar el pellejo "real", que fue puesto en riesgo porque el Presidente lo decidió así; porque una vez trepado en su carro y debidamente resguardado, regresó para enfrentar a la Policía.

En Ecuador, los ecuatorianos día a día somos sometidos por una delincuencia imparable, secuestrados y asesinados como animales, pero la diferencia entre usted, señor Presidente, y nosotros los civiles, es que no tenemos 500 militares tratando de rescatarnos; así que cuando piense en quitarle los beneficios a la Policía, que es la única que nos da una mera seguridad, le agradecería que mire una y otra vez los atracos que se cometen en Guayaquil, que simplemente vea los periódicos y cuente los muertos que hay a diario a manos de sicarios, y sienta realmente el temor y el dolor con que los ecuatorianos vivimos. Así que, Presidente, no solo el 30 de septiembre hubo derramamiento de sangre en el Ecuador, lo hay todos los días.

Patrizia Parodi Romano,
estudiante, Guayaquil