Tres coroneles de la Policía encargados de la Comandancia del Distrito y de la Unidad de Vigilancia Centro Occidente de Quito son procesados por tentativa de asesinato contra el Presidente de la República.

Julio Cueva, comandante del Distrito Metropolitano; Marcelo Echeverría, subjefe de la Unidad de Vigilancia; y Manuel Rivadeneira, jefe de la misma unidad, fueron detenidos por 24 horas el viernes pasado, pero el juez de la causa sustituyó al día siguiente la prisión preventiva por otras medidas cautelares como la prohibición de salir del país y que se presenten cada mes ante el juez.

El caso recayó en manos de Antonio Guerrero, del juzgado Decimotercero de Garantías Penales de Pichincha.

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En sus relatos, que constan en el acta de formulación de cargos, los coroneles ratificaron que el presidente Rafael Correa, el canciller Ricardo Patiño y el asambleísta César Rodríguez (PAIS) tuvieron una actitud “desafiante, prepotente y agresiva” contra la tropa.

Cueva cuenta en su declaración que “desde que (el Presidente) abrió la puerta (del auto, al llegar al Regimiento Quito), baja prepotente, agresivo, se zafa la corbata y empieza a discutir con el personal”.

Añade que “si el personal es ofendido, ¿cómo no quieren que reaccione? Lo lógico era que el Presidente no regrese (cuando en primera instancia no lo dejaron entrar al recinto policial), pero su seguridad falló e hizo que regrese... el Presidente enardeció los ánimos. ¿Por qué el Fiscal no da inicio a un juicio en contra del Presidente, por instigar a la violencia?”, cuestiona el coronel.

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Echeverría añade en su versión que “el canciller Patiño y el asambleísta (Rodríguez) ingresaron al cuartel con actitud desafiante en contra de los policías. Patiño decía: ‘¿Cuál es el hombre para desafiar a todos?’”. Y acotó que los policías estaban enervados porque no les gustó el trato del Mandatario al dirigirse a la tropa.

Rivadeneira contó además que el personal del regimiento “no tenía gas ni armas, que estaban en las bodegas”.

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En su defensa alegaron que durante los incidentes del jueves pasado buscaron calmar los ánimos de la tropa, apoyaron el inicio de la negociación e incluso recibieron golpes y piedras que iban dirigidas a los funcionarios que llegaron al cuartel.