El teatro ecuatoriano goza de buena salud. Hay estímulos que propician producciones de buen nivel. Así lo dice el director Nixon García, quien lidera el Festival Internacional de Teatro de Manta, que se efectúa al momento a la par que el Festival Internacional de Artes Escénicas Guayaquil (Fiartes-G) y el Festival Spondylus de las Artes de Quito, dentro de la Red de Festivales creada hace nueve años.

Y el actor y director argentino Arístides Vargas, residente en Quito desde hace tres décadas y director del grupo Malayerba, coincide con García. “En los últimos años el teatro ha tenido un desarrollo bastante sostenido, que ya hace hablar de una identidad teatral acentuada que nos hace ser reconocidos en el país y fuera de él”, afirma.

El responsable de la cita en Manta agrega que el aporte económico en los últimos tres años del Ministerio de Cultura ha posibilitado “un empuje para la creación, divulgación, promoción, gestión y organización de actividades”.

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A cada uno de los encuentros de la Red de Festivales, el Gobierno le asignó 50.000 dólares como parte del Sistema Nacional de Festivales. Sin embargo, de manera individual buscan auspicios para completar su presupuesto, que bordea los 100.000 dólares.

Por ejemplo, con el festival mantense colaboran económicamente la Universidad Eloy Alfaro de Manabí (Uleam), el Municipio de Manta, las embajadas de España e Israel.

Al movimiento teatral que se genera en septiembre se une la decimotercera edición del Festival Internacional de Teatro Experimental (FITE Q/G), que organiza la actriz Rossana Iturralde. Ella reconoce que esta rama artística “tiene una fuerza inmensa” en el país. Pero, añade, “no se puede hablar de un grupo ecuatoriano que tenga visibilidad en el teatro internacional. Hay buenas propuestas pero necesitan recorrer más caminos, que la gente las conozca”.

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Anota que en el presupuesto del festival que ella organiza, a más de la ayuda financiera del Ministerio de Cultura, constan las inversiones de los municipios de Quito y Guayaquil y del Consejo Provincial del Guayas. Afirma que su cita cuesta cerca de 500.000 dólares.

Édison Díaz, coordinador del Festival Spondylus de las Artes de Quito, sostiene que es coincidencia que este mes haya sido escogido para realizar todos los encuentros. En su caso, la cita quiteña surgió en septiembre porque “se quería que coincidiese con la celebración del equinoccio que es este mes”.

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Para García, es apropiado que esa coincidencia haya derivado en la creación de la Red de Festivales, porque “permite que los grupos aprovechen al máximo realizar la mayor cantidad posible de funciones tanto en las ciudades de donde surgen los encuentros como en las subsedes (otras pequeñas ciudades)”.

Díaz indica que presentar propuestas ya estrenadas es favorable, porque hay sugerencias de otras personas sobre su calidad. En el festival guayaquileño, dos de las obras nacionales que se presentan ya han recorrido esta ciudad y Quito. Se trata de La ilustre desconocida, un unipersonal de Itzel Cuevas que presenta Plan B; y Soliloquio épico coral, de Arawa. En estas dos piezas teatrales participa Aníbal Páez como asistente técnico de la primera y actor y director de la segunda.

Comenta que Manta las acoge por primera vez y el que ambos montajes hayan tenido otras presentaciones es provechoso para él. “En Ecuador no hay procesos sostenidos de temporadas. Es un proceso en construcción. Por ejemplo, con Soliloquio hemos tenido al menos 20 funciones y en cada una hay algo por pulir. Los festivales abren las puertas a seguir perfeccionando el teatro, quisiéramos cumplir unas 200 funciones con esta propuesta”, destaca.

Arístides Vargas es uno de los dramaturgos cuyas obras son bastante representadas. Y en esta Red de Festivales tres de sus piezas estarán en escena: La república análoga, El cuco de los sueños y Tres viejos mares. La primera la escenificarán actores argentinos, bolivianos, colombianos y ecuatorianos; la segunda estará a cargo del grupo mantense La Trinchera (de Nixon García); y la última será representada por artistas de Guatemala, Honduras y El Salvador.

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Vargas asegura que para él no es nuevo que diversas obras suyas estén en escena al mismo tiempo. “En el Festival de Teatro de Bogotá 2009 hubo cerca de diez obras mías representándose y creo que lo que provoca que los grupos alisten textos míos es porque no escribo a partir de una localización. Escribo un teatro sin territorio, en ese sentido mucha gente hace propios mis trabajos”, añade.

Este año las actividades del festival guayaquileño son gratuitas. Jorge Parra, organizador del Fiartes-G, dice que “es una estrategia para que el público se enganche al teatro”.

Itzel Cuevas, actriz de La ilustre desconocida, explica que hay público para el teatro, pero es necesario que los grupos “muevan la montaña, aunque sea con cucharita”, para lograr más adeptos. García indica que en cada edición de la cita en Manta se procura conseguir más audiencia. “A través de funciones al aire libre o en sectores populares, que son gratuitas, buscamos que más público se vincule con las artes escénicas”, asevera.

“Este festival nos da la oportunidad de presentar nuestras dos propuestas a más gente, que conozcan nuestra labor y lo que queremos expresar”.
Aníbal Páez,
Director teatral

“No existe en el imaginario de la gente el quehacer teatral ecuatoriano, y esto se construye a través de los festivales”.
Rossana Iturralde,
Organizadora del FITE