En su niñez, precaria pero con sueños futboleros, Jefferson Montero hizo una gambeta fuera de la cancha y eludió al que parecía ser su destino: trabajar en una bananera. Su futuro está ahora en Villarreal, club de la primera división de España, donde la prensa ve en el ecuatoriano de 20 años “destellos de crack” y “un diamante a pulir”.

Mientras, el presente de Montero, gracias al balompié, que lo alejó de posible llegada de una bananera y lo puso en una cancha, es cercano a sus deseos, revelados en mayo pasado a este Diario: “Ayudar a mis padres siempre fue mi motivación para triunfar en el fútbol”.

Lo había dicho antes, en el 2007 cuando debutó en la máxima categoría de Ecuador, con Emelec. Yepe, como lo llama su familia, quería mejorar las condiciones de vida de Pedro Montero y Mercedes Vite, sus padres, en su Babahoyo natal. Entendía que el fútbol era su alternativa más viable rumbo a un cambio de vida para sus seres queridos y para él.

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En el recinto La Carolina II, ubicado en la vía Baba-Babahoyo, la que hace tres años era una humilde vivienda de ladrillos, apenas de cuatro paredes, ahora luce diferente. Está ampliada, pintada, con comodidades básicas, y con la calidez y sencillez de los Montero-Vite.

“En la familia estamos orgullosos de Jefferson. Su promesa siempre fue ayudarnos y ha cumplido”, manifestó el padre (Pedro), de Montero.

“Desde su inicio como profesional, en Emelec, siempre se preocupó de la familia. Lo poco que ganaba siempre lo invirtió en el hogar. Ahora hemos hecho mejoras en la casa y con lo que tenemos estamos contentos. Lo primordial de todo es mantener la sencillez”, agregó.

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Don Pedro se emociona y derrama lágrimas cuando recuerda que alguna vez un amigo le sugirió que lo mejor era alejar a Jefferson de Emelec, donde su sueldo inicial fue de $ 200 al mes, para que labore en una bananera. “Le respondí que cuando uno quiere triunfar siempre se empieza desde abajo. Que no importaba lo que ganara mi hijo, que lo único que queríamos es que triunfe Jefferson”.

“Dios nos ha bendecido. Jefferson nunca nos ha abandonado y toda la familia está feliz por los triunfos que empieza alcanzando en el fútbol”, acota.

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Doña Mercedes, la madre, tímida al comienzo, habla cuando se le consulta del tema que más ama: su hijo Jefferson.

“Cada vez que viene lo primero que pide es arroz con menestra, pescado y patacones, es su comida preferida”, relata. “Los patacones le encantan, tenemos que comprar varias racimas de verde para complacerlo”, confiesa sonriente la madre de la promesa del Villarreal.

Ella indicó que en el departamento de Montero, en Villarreal, trabaja una empleada a quien, por correo electrónico, le envía recetas para que le prepare a Jefferson platos típicos pero “lamentablemente, no da” ni con las explicaciones.

Pedro y Mercedes revelan que su hijo los quiere llevar a vivir a España, “aunque sea por seis meses, pero Pedro solo quiere estar allá unos días”, dijo Mercedes Vite.

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“Sería un gusto estar con mi hijo, pero Pedro no quiere dejar la casa mucho tiempo. Además, allá no se come mucho arroz y sufriría”, agregó entre carcajadas la madre del Expreso de Babahoyo, que con su paso exitoso cambió la vida de sus padres.

Textuales: ‘Expreso de Babahoyo’
Pedro Montero
Padre del atacante
“Jefferson es el orgullo de todos. Siempre le decimos que mantenga la humildad”.

Mercedes Vite
Madre del delantero
“Jefferson nunca se olvida de nadie. Cada que viene a Ecuador siempre visita a sus antiguos equipos”.