Los chontacuros (que en quichua significa “gusanos de la chonta”) son parte de la dieta alimenticia de los indígenas amazónicos, pero en los últimos meses esta se ha difundido en las ciudades para compartir con los turistas y residentes.

El chontacuro se transforma en un grueso gusano luego de que es depositado en el corazón del árbol de chonta por un escarabajo negro que trae en sus alas los huevos que luego se convertirán en larvas.

Los indígenas consumen este gusano considerado como un alimento de alto contenido proteínico por su grasa natural.

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Su nombre varía de acuerdo al idioma de la nacionalidad, así, en shuar se le conoce como mundish; mientras que en achuar como muquindi.

El árbol de chonta en el que crece este gusano tarda entre uno y dos años en desarrollarse hasta alcanzar una altura de 6 a 9 metros con sus característicos espinos puntiagudos en toda su corteza, por lo que es difícil cosechar los frutos manualmente, ante lo cual la mayoría de árboles son derribados al suelo. Allí se desarrollan estas larvas.

Desarrollo del gusano
Luego de que los indígenas han cultivado la fruta del árbol de chonta, este es cortado y se le saca el palmito, que es empleado en la preparación de algunos platos típicos en la Amazonía.

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Los restos de este árbol que se dejan en el suelo sirven para que el escarabajo negro deposite sus larvas. Transcurridos dos meses, los indígenas regresan a recoger los gusanos chontacuros. De cada pedazo de chonta se pueden recoger entre 40 y 50 ejemplares.

Por su alto contenido de grasa, los habitantes de las comunidades le atribuyen propiedades curativas, algunas madres los emplean para sanar infecciones de la lengua y garganta en los niños, además alivia la tos y el asma, según Rebeca Sharup, indígena achuar.

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Los nativos suelen consumirlos de forma natural, sin desechar ninguna parte de este gusano, que alcanza 7 centímetros de largo por 5 de diámetro.

En la ciudad de Puyo existen lugares de comida típica que han optado por ofrecer este plato típico a turistas, incluso los propios nativos acuden a consumirlos.

El restaurante Napurak, en la calle Francisco de Orellana, ofrece este plato. Su propietario, Luis Vargas, de nacionalidad achuar, dijo que la idea de ofrecerlo  nació por pedido de turistas que han escuchado y leído sobre estos gusanos.

Vargas agregó que hay diferentes formas en las que se preparan estos gusanos, como los pinchos (6 gusanitos) asados a leña, los tradicionales maitos (envueltos en hojas de la selva) y también se sirven fritos. El precio, en cualquiera de las preparaciones, es de $ 3,50.

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