“A tajitos de caña ya no solo es propiedad de su compositor ni de los ecuatorianos, sino de todas las personas en el mundo que se han apoderado de este tema musical y que lo hacen suyo”. Con estas palabras Miguel Sánchez, ex integrante del grupo musical Pueblo Nuevo, reconoció las muchas historias de amor que ha generado esta canción en 35 años de vigencia, y por la cual su compositor, Hernán Sotomayor, recibió un  homenaje el pasado jueves.

Y es que quién más para conocer una gran parte de la vida del músico lojano es su amigo Miguel, con quien se conoció en las aulas de la Facultad de Medicina de la Universidad Central del Ecuador allá en la década de los setenta, cuando crearon Pueblo Nuevo.

Pero no solo los fundadores de esta agrupación, que volvió a deleitar  a más de 1.300 personas que llegaron al Teatro Nacional de la Casa de la Cultura, con temas como A tajitos de caña, Todas las voces todas, Guitarras del alma, entre otros, homenajearon a Hernán Sotomayor, quien como vocalista deleitó a los presentes y dedicó sus temas de manera especial a su esposa Rosa Lucía, a sus hijos Gabriela, Lucía y Javier Hernán.

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La velada artística también se engalanó con la presencia de la intérprete Loly Burneo, la Orquesta Sinfónica del Consejo Provincial de Pichincha (dirigida por el maestro Édgar Palacios), Mantra (grupo del cual es vocalista su hijo Javier), K-tleya, el actual Pueblo Nuevo y Juan Fernando Velasco.

Luego de Hernán, el más ovacionado de la noche fue el también cantautor Juan Fernando Velasco, quien ayer tenía previsto actuar  con Juanes en La Habana, Cuba. El músico quiteño solo interpretó  cuatro canciones, entre ellas A tajitos de caña, Dicen y Ángel de luz, pero la aclamación fue general.

Aunque  toda la noche Gabriel Espinosa de los Monteros, maestro de ceremonia, le hizo bromas a  Hernán con develar el secreto de a quién fue compuesta A tajitos de caña, e incluso comentó que ella estaba en el público, esa incógnita no se conoció y, según el autor, permanecerá así para siempre.

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Pero, para esquivar la consulta, Hernán en innumerables ocasiones afirmó que el tema fue compuesto “para todas las mujeres ecuatorianas que se sienten identificadas con la canción”. Aunque se comentó que fue dedicado a un amor platónico de él, en su natal Loja.

Lo único cierto,  confesó Hernán, es que la compuso cuando tenía unos 17 años inspirado en el paisaje de cañaverales y ríos que adornaban la hacienda familiar de Valle Hermoso, en Catamayo, donde vivió una parte de su vida.

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Así, en ese ambiente de música, recuerdos, nostalgias y sobre todo de una gran felicidad, en un escenario adornado con cañaverales para rememorar el paisaje en el cual Hernán compuso la canción, transcurrió la velada artística, en la cual se volvió a escuchar en varias ocasiones A tajitos de caña en la voz original de su autor y en otros ritmos adaptados.

Al final, el autor, con una voz emocionada, dijo: “Desde el fondo de mi alma les dejo A tajitos de caña para siempre”.

Hernán Sotomayor, quien a más de compositor y cantante  es médico homeópata, anunció que los fondos recaudados en la velada se destinarán para la campaña Médicos de los Caminos, que él emprendió  y  recorre sectores alejados de las grandes urbes, donde las personas necesitan una gran ayuda.