Hoy se rememoran 65 años del importante episodio  del 28 de mayo de 1944, que para la mayoría de los historiadores, sociólogos y politólogos del país sí tuvo la trascendencia de una revolución a pesar de que ciertos usufructuarios de la jornada se aprovecharon de la ocasión y traicionaron los principios que la inspiraron.

No faltan, eso sí, quienes niegan el calificativo de La Gloriosa con que los simpatizantes del movimiento la bautizaron. Mas existe un criterio generalizado que fue oportuno para poner fin al cuestionado gobierno del  doctor Carlos Alberto Arroyo del Río, elegido para el periodo constitucional 1940-1944.

Civiles y militares se unieron para preparar y culminar el movimiento destinado a la recuperación de las libertades públicas, la lucha contra la crisis económica de entonces y otras causas que ensombrecieron el panorama de la patria en aquella época.

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Por el triunfo de la revolución, gracias al aporte de todas las fuerzas políticas del país se crearon instituciones, como la Casa de la Cultura Ecuatoriana, la Confederación de Trabajadores y la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador.

Entre los obreros, militares, intelectuales, periodistas y pueblo que lucharon con ejemplar entusiasmo destacan Francisco Arízaga Luque, Aparicio Plaza, Pedro Saad, Enrique Gil Gilbert, Manuel Agustín Aguirre, Sergio Enrique Girón y otras connotadas figuras.