Chilcapamba, Guitarra Uco, El Morlán, Piabas Chupa, Tunibamba y Morochos son seis de las 45 comunas rurales del cantón Cotacachi, en donde el sembrío de pequeñas parcelas de uvillas les cambió la vida.

Estas comunidades que agrupan a cerca de 15.000 personas han pasado a formar parte de la Unión de Organizaciones Campesinas e Indígenas de Cotacachi (Unorcac), una de las más respetadas de Imbabura.

A través de la Unorcac, la microempresa  comunitaria Sumak Mikuy, se encarga de recuperar los cultivos de uvilla, mora, pepas de sambo y ají rocoto, que estaban desapareciendo.

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La uvilla era considerada una planta silvestre y de adorno en los patios de las casas, pero hoy es catalogada como una fuente de ingresos económicos y de beneficios alimenticios para decenas de familias.

Así  destaca José Miguel Flores, uno de los habitantes de la comuna  Morochos, ubicada al occidente del cantón Cotacachi, que hace siete meses inició el cultivo de uvillas.

Al lugar se llega después de recorrer siete kilómetros desde la parroquia Quiroga por un camino agreste. Una neblina, que conforme se avanza se torna más densa, se vuelve la compañera de viaje.

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“A través de la Unorcac, los técnicos  nos dijeron que nuestros terrenos eran apropiados para sembrar la planta y que también tendríamos buenas ganancias”, precisa Flores, mientras recoge unos frutos.

El hombre comenta  que sembró las uvillas y también un poco de maíz. “Es para ver qué resulta mejor”, admite.

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Una de las cosas que le agradó a Flores es  que la plantación no necesita de abonos químicos ni fumigaciones. “Solo utilizamos abono de gallina mezclado con aserrín y nada más”, refiere.

Hasta el momento,  en el terreno de 400 metros cuadrados el agricultor ha invertido alrededor de 700 dólares; con las ganancias de la primera cosecha espera recuperar al menos el 25% de esa inversión.

Según manifestaron los  especialistas, si la planta es bien tratada  tendrá una vida útil de tres años y cosechas semanales.

Al  principio los vecinos de  José y María Guitarra no creían en ese cultivo pero ahora piensan sumarse al proceso.

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Interés
Las comunidades de Peguche y Carabuela, pertenecientes al cantón Otavalo, también se interesaron por el cultivo de la fruta y se convirtieron en proveedores de la empresa Sumak Mikuy, que en quichua significa “excelente comida”, que es la encargada del proceso final.

Esta empresa es prácticamente un centro de acopio en donde los productores venden sus cosechas, las que son procesadas para la venta en hoteles, ferias y delicatessen.

La microempresa Sumak Mikuy produce 200 kg de uvillas deshidratadas al mes y la meta es aumentar la producción  a una tonelada en este año. Mensualmente vende $ 1.500.

Esta microempresa trabaja al momento con 45 familias campesinas del sector.

Uvillas deshidratadas (pasas) con un exótico sabor agridulce, pepas de sambo tostadas y saladas (tipo snack) con un alto nivel de proteínas, mermelada de mora andina rica en vitamina C y pasta de ají rocoto de picante variado son en la actualidad los productos  de Sumak Mikuy.

Según Verónica Acosta, gerenta de la empresa, con este proceso, que empezó hace año y medio,  se impulsa el rescate y conservación de la agrobiodiversidad nativa de Cotacachi.