Los tuits desde la presidencia de la República y el Ministerio del Interior desorientan y causan asombro, porque la incoherencia con lo que dicen y las medidas que toman en contradicción con lo que declaran caracteriza sus mensajes y su accionar. En ese ir y venir de afirmaciones y medidas, que producen mareos como si estuviéramos en un barco en plena tormenta, sus palabras pierden valor y el descrédito gana terreno. Lejos estamos de la afirmación: la palabra compromete porque produce lo que dice.

Veamos: “A causa del feriado bancario tuvimos un éxodo inmenso de ecuatorianos. Debemos recordarlo el momento que vemos que seres humanos son desplazados por las condiciones en que se está viviendo en Venezuela”, Lenín Moreno 13-08-2018.

“Ecuador pasa por problemas, pero debemos tomar decisiones para acogerlos. Se han encontrado con un país hermano y solidario”, @Lenin Moreno.

“Hoy dialogamos con un grupo de hermanos venezolanos que han llegado a nuestro país. Escuchamos sus necesidades y esperamos poder apoyarles. ¡Ninguna persona debe ser discriminada por su condición migratoria! ¡Nadie abandona su tierra, familia e hijos por voluntad propia!”. 16 de agosto de 2018.

Y a renglón seguido el ministro Mauro Toscanini publica: “El Gobierno ecuatoriano, preocupado por la grave situación humanitaria de miles de venezolanos que ingresan al país y para garantizar la seguridad, desde el sábado exigiremos la presentación del pasaporte como requisito de ingreso a Ecuador”, 16 de agosto.

Saben que el pasaporte es difícil de conseguir en Venezuela, saben que hay decenas de miles de desplazados en estos momentos por las carreteras colombianas, ecuatorianas, venezolanas, peruanas, y saben que esa medida los transforma a quienes ya han iniciado el viaje en migrantes sin rumbo a merced de mafias y traficantes que ofrecerán llevarlos a cualquier costo, de cualquier manera, a cualquier parte.

Saben también que los que queden varados en las fronteras, tanto colombiana como peruana, pues Perú implementó la misma medida, transformarán la zona en campamentos de desplazados. Y saben que la frontera con Colombia es una zona de atención prioritaria por la presencia de bandas narcoterroristas.

La política de contención y en la práctica de cierre de fronteras será en balde. Debe ser muy duro para nuestro presidente, que aún no condena abiertamente al gobierno de Maduro, recibir la avalancha de la debacle de su gobierno. No pueden tapar el sol con un dedo. Las palabras de elogios a él dirigidas por la excanciller María Fernanda Espinosa, por la señora vicepresidenta Alejandra Vicuña y por la asambleísta Gabriela Rivadeneira resuenan en los oídos de quienes tienen buena memoria.

No es un problema solo de Ecuador, es un problema común sobre todo para Colombia, Ecuador y Chile. Requiere una solución humanitaria consensuada entre los más directamente afectados. Con ayuda de organismos internacionales. Pero también necesita una decisión política y económica en relación al régimen de Maduro. Chávez dio dinero a muchos países de la región, deberían devolver el favor no apoyando al régimen, sino a la población al borde del colapso.

El temor no debe ser el eje de la política migratoria con relación a los ciudadanos venezolanos. El referente humano debe estar siempre presente tanto para los ciudadanos desplazados como para el país que recibe y los ciudadanos que en él viven.

Hay que plantear una política laboral que dignifique a todos. (O)