En Guayaquil aprobaron el ingreso al parque automotor de nuevos y modernos buses grandes con doble puerta para el ingreso y salida de pasajeros. Los usuarios sufren las siguientes vicisitudes: los choferes no se estacionan bien, ocasionando la caída y serias lesiones de pasajeros. Los buses de doble puerta tienen que contar con un oficial ubicado en el último asiento, para que controle y avise al chofer que ya puede arrancar, cuando se haya bajado el último pasajero. Los timbres para anunciar la próxima parada no funcionan, los pasajeros tienen que gritar “abra la puerta”, porque el chofer no escucha por el ruido del motor y de la radio con alto volumen.

Estas nuevas unidades no cogen a los ancianos, estudiantes y discapacitados porque solo pagan medio pasaje. Los choferes aceleran la velocidad cuando van atrasados adonde los señores controladores, que están ubicados en lugares estratégicos (semiescondidos), para anotar el tiempo del recorrido, en un cuaderno; ya no usan el reloj marcador donde timbraban la tarjeta. La ATM tiene conocimiento de esta anomalía y la ciudadanía lo sabe.

Los usuarios del transporte público deben colaborar con el aseo de la ciudad no botando basura por las ventanas de los vehículos. En los buses, en los colectivos, no hay tachos para los desperdicios que arrojan los pasajeros. Es necesario que la Autoridad de Tránsito Municipal, ATM, controle eficazmente la circulación y el buen servicio que deben prestar los transportistas.(O)

José Lara Villagrán, licenciado en Periodismo, Guayaquil