Chanduy es la parroquia rural del cantón Santa Elena con más problemas. A través de esta columna he contado a los amigos lectores las diversas circunstancias adversas que sus habitantes han sufrido por causa de la politiquería de quienes precisamente fueron elegidos democráticamente y están obligados a buscar soluciones para mejorar sus condiciones de vida. Recuerdo que el 28 de marzo de 2011 escribí el artículo ‘Chanduy, ciudad satélite’, en el que relaté la intención del Miduvi de construir un novedoso plan autosustentable de 500 habitaciones en la comuna El Real, cuyos estudios costaron a los ecuatorianos cerca de USD 200.000. Indagué sobre el tema y las autoridades evadieron la información respectiva. Nació la duda. Todo era manejado desde Guayaquil y ya éramos provincia. En mayo de 2011 volví a insistir y el silencio predominó. En resumen, el proyecto abortó, solo quedaron de recuerdo un inmenso letrero y miles de dólares botados de forma infame. La investigación periodística evitó mayores perjuicios a las arcas fiscales.

Chanduy adolece de la falta de alcantarillado sanitario, competencia que le corresponde asumir a la alcaldía de Santa Elena. El actual burgomaestre durante varios años de gestión ha evadido constantemente esta justa aspiración amagando con un supuesto crédito al BEDE, que nunca se ejecuta. La burla continúa. Igual caso sucede con la construcción de un muro protector de 900 metros de longitud del perfil costero, desde el año 2008, y el señor alcalde ha permanecido sordo, ciego y mudo. Los daños son evidentes, salvo para la residencia de un exministro de Estado que muestra que sí hubo recursos municipales para proteger sus bienes. El año pasado, la Prefectura asumió salvaguardar la zona norte, obviando la zona sur. La destrucción de casas es desesperante. Comuneros afectados sostienen que autoridades como el anterior gobernador, GADP y SGR bloquearon la ejecución de dicha obra. No es justo tanta desidia.

Es frecuente observar en redes sociales el constante empeño de una ciudadana, propietaria de un predio, para exigir a las autoridades locales el cumplimiento de sus obligaciones, pues su tenacidad tiene que dar fruto en algún momento. Y precisamente este gesto es el que me ha llevado a escribir esta nota.

En la actual Constitución se crearon en el país los Gobiernos Autónomos Descentralizados Parroquiales (GADP) y elegidos a través de elecciones seccionales, con el fin de descongestionar la labor de los alcaldes. Gran sueño con una triste realidad. Las competencias adquiridas, con el paso del tiempo, se convirtieron en un supuesto botín para ciertos dirigentes comuneros. Y Chanduy no fue la excepción. Por ejemplo, a inicios del 2016, el único vehículo de rescate, propiedad del Cuerpo de Bomberos, se accidentó aparatosamente de manera sospechosa, dejando en la indefensión a cientos de usuarios (pacientes del centro de salud, víctimas de accidentes, etc.); según datos proporcionados por varios dirigentes, se les debitó de sus cuentas comunales cierta cantidad de dinero para la adquisición de una ambulancia. Y la presidenta del GADP no responde por dicha compra. En tiempos de transparencias, como sostiene el presidente Lenín Moreno, aquí un tema para investigar. Si estoy equivocado, seré el primero en rectificar.

El consumo de drogas en Chanduy lo trataré en un futuro cercano, igual cosa les contaré sobre el destino de los recursos que dirigentes del GADP hacen del funcionamiento de una camaronera incautada, concedida por el Consep de manera irregular. Hay tantos temas para compartir con los amigos lectores. Chanduy merece mejor suerte. (O)