Ya se fregaron los que han hablado mal del Glas. Está cabriadísimo y dijo que les va a poner juicio porque han afectado no solo su honra sino el honor, la armonía y la tranquilidad de su familia.

Primerito ha de comenzar poniéndole un juicio al presidente Lenín, quien, después de haber hecho su primer viaje internacional y haber hablado en la ONU, va a tener que presentarse en el Tribunal de Menores para, humildísimo, contrito y confeso, responder por un juicio de alimentos. Y con razón, porque le quitó todas las funciones de las que se alimentaba el Glas que, pobrecito, anunció que hasta la camioneta en que andaba va a vender para sobrevivir. Ahora va a tener que andar en bus, pero no pues como pasajero sino como vendedor ambulante ofreciendo chicles, caramelos, maní, pan de yuca, chifles y bolones. Bueno, hidroeléctricas y refinerías también puede ofrecer, aunque nadie ha de querer comprarle.

Después, le ha de meter juicio a la Odebrecht, pero ese no ha de ser un juicio de alimentos sino de calumnia, por haberle dicho Vidrio. ¡Qué horrible calumnia! Eso sí atenta contra su honra porque nadie tiene derecho a cambiar un apellido ajeno impunemente. En la sentencia los jueces le han de dar la razón y han de ordenar que en todos los documentos y las conversaciones en que aparece la denominación Vidrio se cambie ipso jure, como decimos los abogados, por Glas, para de esa manera reivindicar el honor vilmente mancillado del querellante.

Después ha anunciado también que va a meter juicio a todos los medios de comunicación por hacerle linchamiento mediático. ¡Cómo le linchan los medios! Es que él se pasa visitando todas las radios, todas las televisiones, todos los periódicos, y los periodistas, malísimos, en lugar de preguntarle cómo se siente por ser el padre del cambio de la matriz productiva que tanto contribuyó a la transformación de la patria, le preguntaban si no sufre de problemas de identidad porque en unas partes aparece como Vidrio, en otras como JG y en otras como XX1. ¡Más hechos los sicólogos que son los periodistas! Y otros, más malísimos todavía, le preguntan si la relación con su tío Ricardo había sido tan estrecha como para encargarle, cuando el tío se iba a China en representación oficial, que le diera comprando un playstation, ropa para los guaguas y vitaminas (como no se sabe si el playstation y las vitaminas eran para él o también para los guaguas, ahí el fiscal tiene una dura tarea para investigar). Y no sé qué de las comisiones en la venta del petróleo también le preguntan con tremenda mala fe, cuando él, pobrecito, era solo el encargado de los sectores estratégicos y, por lo mismo, lo único que probablemente necesitaba eran las vitaminas para seguir jugando el playstation.

Lo cierto es que con tantos juicios que ha ofrecido meter a todo el mundo puede, como él es superexperto en esos menesteres, bajarse del rincón del vago una tesis para graduarse de juiciólogo y así, juicio tras juicio, ir recuperando sus comisiones. ¡Ay no, qué bruto!, su camioneta quise decir, y el playstation, las vitaminas y todo mismo. (O)