La comprensión de las circunstancias de la vida es diversa dependiendo de las personas, familias, grupos o naciones que son influenciados por su historia, geografía, cultura y también determinados por su propia subjetividad. Los criterios sobre los comportamientos y las circunstancias pueden ir desde la certeza rotunda que se genera casi espontáneamente frente a ciertos hechos, al análisis reflexivo que intenta comprenderlos aplicando procedimientos racionales que manejan datos, referentes y métodos. Las dos formas son complementarias y tienen gradaciones válidas entre la una y la otra, no siendo siempre el análisis académico más pertinente que el juicio empírico.

La opinión sobre el comportamiento moral de los otros puede ser producto de la espontaneidad o del análisis complejo. Es notorio que las conductas moralmente incorrectas frente al bien común son una constante nacional en estos tiempos y esa es la opinión espontánea de gran parte de la población. También, frente a esa evidencia, se puede recurrir para comprenderla y explicarla, al gran acervo cultural ecuatoriano que desde distintas perspectivas ha tratado el tema de la idiosincrasia moral de quienes, como nación, habitamos este territorio.

La historia es un camino potente para entendernos desde nuestros orígenes como pueblo nativo hasta la actual república, pasando por la conquista y la colonia. Siempre han existido representantes notables de esta rama del conocimiento y hoy contamos con historiadores que aportan significativamente al análisis de la cultura moral ecuatoriana. La geografía es otro factor que incide. En el libro Ecuador, drama y paradoja, del guayaquileño Leopoldo Benites Vinueza, esta perspectiva es abordada casi poéticamente. La literatura nacional, tan importante, ha tratado siempre aspectos específicos de nuestra cultura. Novelistas, poetas y ensayistas se han aproximado a problemas sociales como la propiedad de la tierra, la realidad de indígenas, montuvios y campesinos, así como la de trabajadores y ciudadanos. El cuencano César Dávila Andrade en su poema Boletín y elegía de las mitas, describe el pensamiento moral de un segmento social desde ciertos comportamientos nacidos de la forzada fusión de culturas. Artistas plásticos populares y académicos pintan y dibujan la realidad nacional con belleza y sensibilidad dramática. Músicos con y sin formación teórica componen e interpretan, teniendo como fuente de inspiración a nuestra sociedad.

Estos y otros enfoques contribuyen a una mejor comprensión del comportamiento ético nacional tanto en sus aspectos positivos como negativos. La tradicional bonhomía de los ecuatorianos, su sentido de solidaridad, sobre todo familiar, y otros valores nos identifican. La viveza criolla, el no respeto al derecho y la distancia histórica con la construcción del bien común, también lo hacen. Por estas razones y otras, algunos académicos cuencanos en el año 2014 se unieron para aportar, cada uno desde su área de formación, al entendimiento de la ética comarcana y se publicó la obra denominada Sociología de la ética cuencana. Antes y en otros lares, muchos más comprendieron el valor del análisis de las circunstancias sociales de los comportamientos y las emociones. Por ejemplo, Thomas Mann, en su novela La Montaña Mágica, a través de su personaje, el humanista Settembrini, plantea la necesidad de producir una obra magna sobre la sociología del sufrimiento. (O)