El 6 de septiembre de 2017, EL UNIVERSO publicó mi primer artículo sobre la pensión jubilar y considero conveniente hacerle conocer, resumidamente, lo que opinaron varias personas:

Prefiero no usar la denominación de “jubilado” porque esta viene de júbilo y sería un eufemismo, dadas las condiciones en que nos encontramos.

En muchos casos las aportaciones se hicieron con sucres, cuya equivalencia con el dólar establecía el Banco Central. Con la Ley “trole” hicieron tabla rasa de esa variación reconocida oficialmente y dividieron nuestras aportaciones, de décadas de mejores años laborables, a 25.000 sucres por cada dólar. Así el valor de las aportaciones fue reducido a milésimas de dólar para calcular las pensiones.

Soy uno de los jubilados cuando la moneda nacional era el sucre. Al pasar al dólar, la pensión se redujo a la mínima expresión.

Durante la década pasada los incrementos eran miserables, afectando seriamente la situación de muchos jubilados, cuya mayoría destina su reducida pensión a comprar medicinas.

Cuando se hizo el Biess, se dijo que sus utilidades servirían para mejorar las pensiones y también las rentas de las inversiones realizadas por el IESS en bonos del Gobierno. Habría sido solo promesa política y demagógica.

Que la Asamblea revise y se preocupe de la triste realidad de gran parte de los jubilados cuyas pensiones se han diluido por el alto costo de la vida, a fin de crear un sistema más justo de incrementos.

Lamentablemente, las personas que estamos cerca de los setenta años no tenemos opción de conseguir trabajo aunque sea de medio tiempo y para que el presupuesto familiar alcance, inevitablemente recurrimos a avances de dinero en la banca privada, créditos de tarjetas y al Biess.

Pienso que si yo viviera solo de esa pensión de vejez estaría en el nivel de pobreza, fuera de la clase media.

El IESS condena a ser pobre a perpetuidad. Sus servicios de salud no se extienden a la pareja de los jubilados.

Haciendo algunos sacrificios y sin enfermarnos, la pensión jubilar nos alcanza para subsistir.

Los que tenemos salud debemos dedicarnos a algún emprendimiento y completar lo necesario para vivir. Si no, solo quedan la misericordia divina y la solidaridad humana.

En países del “primer mundo” los jubilados pasan a mejor vida, viajan, tienen asistencia médica excelente, ¿llegaremos algún día a eso?

Si fuera hombre y tuviera que mantener a mi mujer, comeríamos hierbas. Gracias a Dios, tengo esposo, que está lúcido, bastante bien de salud y todavía trabaja. En este país tan caro no se puede vivir de la jubilación.

El IESS ha negado realizar y renovar préstamos quirografarios a los jubilados mayores de 80 años.

Si la pensión jubilar fue calculada antes de que subiera el precio del petróleo, ¿por qué no se les aplica esa plusvalía?

¿Por qué los de la tercera edad tenemos que pagar IVA y tramitar que nos lo devuelvan si más fácil sería no pagarlo?

¿Comparte todas esas quejas y propuestas? ¿Sería tan amable en darme su opinión? (O)