Acabo de pasar por una pérdida tan grande, mi primer nieto vino a este mundo a sufrir, nació y poco tiempo vio la luz del día, solo ve el cielo donde está.

Los médicos no dieron con su enfermedad. Tan chiquito, no podía mamar su tetita. Fue operado del colon. Pasó con oxígeno y en una termocuna en un hospital. Los primeros días parecía que se iba a mejorar, pasó en observación. Se le puso una inyección de “Aciclovir”, fue tan difícil de conseguir. No pudo más levantar su cabecita. Eran las fiestas de Guayaquil. El bebé quedó con enfermeras. Griteríos no respetaban a niños enfermos, un teléfono sonaba, nadie contestaba, me tocó contestar, preguntaron por el guardia o una enfermera... Tengo una pena tan grande, nunca olvidaré a mi pobre nieto.(O)

Clemencia Balseca de Thoret,
Guayaquil