Las ferias del libro ofrecen actividades para que los escritores se encuentren con sus lectores. Del 6 al 10 de septiembre próximos, en el Centro de Convenciones y con auspicio de la Municipalidad de Guayaquil, se desarrollará la Feria Internacional del Libro 2017, que ha invitado a notables escritores internacionales. No siempre es satisfactorio conocer a un autor; a veces es mejor solo leerlo y quedarse con los textos que consideramos magníficos, pero también vale la pena arriesgarse a saber cómo es y qué dice la persona que firma los libros. Además, autores nacionales hablarán de Comala, Marguerite Yourcenar, Primo Levi, María Elena Walsh…

El escritor y periodista español Álex Grijelmo es una figura emblemática de esta FIL, pues su permanente interés por promover el buen uso del idioma es una causa que todos debemos apreciar. Su idea central es sencilla y, por eso, contundente: debemos hablar y escribir lo más apegados al comprensible buen decir porque eso armoniza las comunidades humanas. Sus libros Defensa apasionada del idioma español (1998), La seducción de las palabras (2000), La punta de la lengua: críticas con humor sobre el idioma y el Diccionario (2004) y La gramática descomplicada (2006) son joyas que hay que leer y releer.

La peruana Gabriela Wiener es quizá la presencia más polémica de la FIL, especialmente, como se lee en Llamada perdida (2015), por la premisa de su tarea: “La intimidad es mi materia y es mi método”. En sus libros no interesa separar la ficción de la no-ficción; casi siempre su yo está explícito en las historias desplegadas. Sexografías (2008) muestra realidades que pocos quieren conocer: intercambios sexuales de parejas o etnografías con actores del cine porno español o con prostitutas limeñas. También ha enfocado el tema de la migración y la no-feliz deformidad del cuerpo de la mujer embarazada en la novela Nueve lunas (2009).

Bastaría la novela El sueño del señor juez (2000) –una ficción de una delirante autoridad rural que toma graves decisiones a partir de lo que él sueña– del argentino Carlos Gamerro para colocarlo como uno de nuestros grandes narradores de hoy. También cuentista, El libro de los afectos raros (2010) ofrece erotismo, nocturnidad y visiones tremendas sobre el hambre. Como estudioso, se ha ocupado del barroco latinoamericano y en Facundo y Martín Fierro: los libros que inventaron la Argentina (2015) elabora una poderosa reflexión acerca de cómo los clásicos literarios generan mitologías que siguen definiendo nuestros países.

La argentina Luisa Valenzuela dio un giro novedoso al género policial con Novela negra con argentinos (1990); en Entrecruzamientos. Cortázar-Fuentes. Fuentes-Cortázar (2014) reveló aspectos poco estudiados de esos autores. La mexicana Mónica Lavín atrae por el modo como ha redimensionado a sor Juana Inés de la Cruz, empezando con Sor Juana en la cocina (2000) –escrito en colaboración con Ana Benítez–, hasta llegar a su novela muy apreciada Yo, la peor (2009). Leonardo Padura y su personaje detective Mario Conde prueban que las novelas sí producen efectos en la vida social, pues ellos más que nadie han revelado la crudeza del socialismo cubano.

(O)