Verónica Coello Moreira

Aprender a leer es el mejor regalo que se le puede entregar a un ser humano. La lectura trae libertad, permite volar a lugares y situaciones inimaginables dentro de nuestra cotidianidad. También muestra el mundo desde diferentes perspectivas para obligarnos a elaborar un criterio propio.

Otrora, la política era refugio de intelectuales en busca de mejoras sociales, económicas y públicas partiendo desde diferentes áreas de conocimiento y desarrollando ponencias y debates ingeniosos que muchas veces fueron analizados a posterior debido el acertado uso de la palabra, como los discursos populistas de argumento y convencimiento utilizados por Velasco Ibarra que lo llevaron cinco veces a la presidencia. En la misma línea, pero más actual, recuerdo en una entrevista para The New York Times, un poco antes de dejar la Casa Blanca, Barack Obama dijo: “No sé si los libros me hicieron un mejor presidente, pero sí estoy seguro de que favorecieron mi equilibrio”; los libros como compañeros para encontrar el camino dentro de la política. Además, es muy conocido que Simón Bolívar fue un ávido lector desde clásicos griegos y latinos hasta la literatura que estaba en boga en su época. De suyo, existe una carta dirigida al vicepresidente Santander, en la cual se refiere a los autores cuyas obras leyó o estudió en sus años mozos, toda su correspondencia aparece esmaltada de reminiscencias, menciones y observaciones, denotando su acervo cultural.

Por consiguiente, creo firmemente que el romance con las letras puede ser adquirido en el tiempo, o ser producto de años de constancia y dedicación. Los libros como medio para escapar del ruido, logrando encontrar paz y respuestas que puedan resolver problemas. Ser lector implica disciplina, lograr encontrar tiempo pese a tener múltiples actividades que requieren nuestra atención. Es ir detrás de garajes de libros o librerías independientes hasta encontrar esa “joya” anhelada y sentir el corazón palpitante de emoción al encontrar lo que estábamos buscando, o tal vez, nos estaba esperando.

En Guayaquil hay un movimiento literario importante aunque no tan promocionado. Existen clubes de lectura en los que se discute y analiza literatura desde contexto hasta estructura, sin perjuicio de disfrutar la obra per se, así que celebro que por tercer año la Alcaldía destine recursos para las letras y en estos días la Feria del Libro estará exponiendo interesantes temas con invitados y escritores nacionales e internacionales, también en esta edición estará Argentina como país invitado. Será una verdadera fiesta literaria con ofertas de libros y diferentes actividades para niños y grandes.

Finalmente, quiero compartir que la mejor parte de leer es cuando ya cómodos en nuestro lugar favorito, abrimos las páginas de un libro para sentir que un mundo nuevo se abre para nosotros iluminados por una lamparita de noche que será nuestra luz, en un camino fuera de la rutina, pero como decía Borges: “La lectura debe ser una de las formas de la felicidad y no se puede obligar a nadie a ser feliz”. Cada quien es dueño de elegir el camino que lo llevará hacia esa alegría; yo recomiendo las palabras. (O)