No sé cuándo, cómo, ni por qué Ecuador se volvió un país tan complicado. ¿Somos los ecuatorianos gente complicada que busca el camino de la Caperucita en lugar de ir por el del lobo feroz, porque nos encanta instalarnos en la queja? A ratos creo que sí, dice mi marido que yo me he vuelto tan “quejuda”, que por todo jodo. Lo cierto es que los sueños se nos van desvaneciendo por los trámites agotadores, los emprendimientos quedan a medias y vivimos agotados; y si en general las cosas son complicadas, en el quehacer cultural son imposibles.

Tal vez por esta razón yo admiro a la gente que no se duerme, que trabaja a brazo partido para lograr sus metas. Tal vez por eso admiro a gestoras culturales incansables como Adelaida Jaramillo y “la Gaby Silva”; a Cecilia Ansaldo y Tatiana Landín. Todas, coincidentemente, de Guayaquil.

Me parece una verdadera proeza que gracias al ñeque de Cecilia, Tatiana y su equipo, Guayaquil esté a punto de tener su tercera Feria Internacional del Libro. Es bueno saber que la Alcaldía del puerto ha asignado, por tercer año consecutivo, los fondos para que este evento cultural se lleve a cabo.

Yo he tenido la suerte de haber asistido los dos años anteriores, el primero como invitada y el segundo solo a participar en un riquísimo diálogo sobre literatura infantil. Este tercer año no me han invitado, pero me han abierto las puertas y gracias a ello estaré presentando dos libros de nuestra editorial: Los nombres ocultos, novela de Diego Araujo Sánchez, y Autobiografía no autorizada, mi primer libro que no es infantil.

La agenda cultural de la FIL sigue siendo de primera línea, este año tendremos el privilegio de poder escuchar al cubano Leonardo Padura y, por si fuera poco, asistir a la presentación del documental Vivir y escribir en La Habana, de la guionista Lucía López Coll, su esposa.

La FIL contará con dos autoras de Bogotá 39: la boliviana Liliana Colanzi y la ecuatoriana Mónica Ojeda; Cecilia Velasco también presentará una novela corta que le ha publicado el sello editorial Penguin Random House, y Eduardo Varas, su nuevo libro de cuentos. Me gustaría poder nombrar a tantos amigos y colegas, pero es difícil porque estarán presentes 17 autores extranjeros y 47 nacionales, que según entiendo casi no se repiten respecto de las convocatorias anteriores, porque las organizadoras han querido darles la oportunidad a distintos escritores cada año.

Creo que también es importante señalar que es la primera vez que la feria tendrá un país invitado; aunque con una pequeña delegación, Argentina estará presente con cinco escritores, la mayor de ellos Luisa Valenzuela.

Mis sinceras felicitaciones a este maravilloso equipo que nos hace vibrar cada año con esta grata sorpresa, pero sobre todo nos demuestra que la cultura y la política funcionan cuando no van de la mano. Que sí se puede hacer una feria de gran nivel sin enredarse en trámites burocráticos, conceptos rebuscados, compromisos, intereses personales e ideologías de dudosa vigencia.

¡Ahí nos vemos, queridos lectores de Guayaquil! Espero verlos, yo ya tengo mis brazos abiertos, ¿y ustedes?

(O)