El origen común del actual régimen hacía presumir que las políticas agrícolas que aplicaría serían similares a las propuestas por el anterior, constantes en dos volúmenes bajo el título La política agropecuaria ecuatoriana: hacia el desarrollo territorial rural sostenible 2015-2025, que en la sección de diagnóstico señala realidades indiscutibles que debieron observarse evitando pérdida de tiempo en nuevos diálogos. Ahora, el Ministerio de Agricultura ha proclamado a la nación la intención de ejecutar planes 2017-2021, lanzados recientemente con la presencia del presidente de la República, bajo la seductora denominación de Minga Agropecuaria, contenida en nueve ejes temáticos, sin mayores detalles, muy distante de lo estructurado por sus antecesores.

Conviene dejar constancia de que las políticas agrícolas de los vecinos y competidores Colombia y Perú, de gran intensidad agropecuaria, contienen conceptos que van desde investigación, transferencia tecnológica, crédito fácil, seguridad alimentaria, manejo sostenible de agua y suelos, adaptación al cambio climático, comercialización y acceso a los mercados. La minga ecuatoriana anunció tópicos parecidos, pero sin mencionar la generación de conocimientos, consustancial de todas las naciones que buscan dar el salto al desarrollo, agregando la entrega subsidiada de cuestionados kits agropecuarios, conjunto de insumos conformados por semillas, fertilizantes y pesticidas químicos, negocio seguro de insensibles proveedores.

La oferta gubernamental ignoró la investigación agropecuaria, se esperaba un anuncio de la potenciación del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias, Iniap, generador de tecnologías para su ulterior transferencia a los agricultores; se requiere decisión política para su rehabilitación, antes que desaparezca víctima de un reducido presupuesto e ineficacia administrativa, con paralización de programas esenciales como el de oleaginosas de ciclo corto, responsable de la dotación de variedades superiores de soya, indispensable en la elaboración de alimentos balanceados para la industria avícola, fuente de proteína animal de razonable precio, además de granos como maní y fréjol de toda índole, predilectos en la dieta popular. El sector aspira a que se esclarezcan hechos condenables, como la avería del banco de germoplasma, la inexplicable cesión de instrumentos de análisis de suelos, ambos de la estación Enrique Ampuero, de Boliche, así como las causas que motivaron la tala inmisericorde de árboles de teca y guayacán amarillo, impropia de centros experimentales agrícolas.

Los agricultores confían en el pronto renacer del Iniap, precisamente para responder a los desafíos que plantea la minga en la provisión de semillas básicas, de las que ahora carece, para su multiplicación y distribución como certificada, evitando la importación de las empleadas en campañas pasadas, en que los kits con simientes de maíz portaban letales virus, causando enormes pérdidas campesinas, evidenciados en informes de técnicos nacionales publicados en revistas científicas extranjeras, que muestran al Ecuador como introductor de esos patógenos no reportados antes en ningún país sudamericano. Los daños ocasionados no han sido compensados, por el contrario, se persigue a los afectados que recibieron a crédito semillas responsables de la impune debacle.

La minga induce a un trabajo conjunto, de alto contenido social e invita al aporte de todos; sugerimos, por tanto, se detenga la importación de semillas sin observar elementales protocolos y se descarten químicos causantes de resistencia a plagas y enfermedades, siendo además peligrosos contaminantes del medio ambiente. (O)

 

La minga induce a un trabajo conjunto, de alto contenido social e invita al aporte de todos; sugerimos, por tanto, se detenga la importación de semillas sin observar elementales protocolos y se descarten químicos causantes de resistencia a plagas y enfermedades.