Lenín (casi) ha recorrido sus primeros, y simbólicos, 100 días. Las primeras palabras que nos vienen son positivas: sorpresa y mayor tranquilidad. Las segundas interrogativas: ¿… y las decisiones reales?

Arrancó con una enorme carga de dudas. Para los anti-AP, porque su elección fue sospechosa (lo sigue siendo), las denuncias de corrupción (contratos del yerno, contratos del Municipio y estadía en Ginebra) muy mal despejadas y el temor de una presidencia bajo la sombra de Correa y Glas solo con un rostro más amable. Para los AP, porque aunque le tenían cariño y era de lejos su mejor candidato, se interrogaban sobre su capacidad y lealtad.

Primer acto: Moreno se ha alejado del correísmo. En su estilo: ha abierto diálogos con todos, lo opuesto a 10 años de imposición absoluta. En sus mensajes: volver a la libertad de prensa, movilizar al sector privado y sociedad civil, abrirse al mundo. En su distanciamiento: “la mesa no estaba servida”, “más prudencia hubiera sido buena”, no hay interesados en la Refinería del Pacífico (luego de 1.500 millones malgastados), no funciona la Refinería de Esmeraldas (luego de 2.200 millones malgastados), la planificación en educación no ha sido lo que se decía, el Yachay es dudoso, etc., todo muy cierto… ¡aunque sorprende que él nunca haya sabido nada siendo miembro del Gobierno! En su persecución: se han liberado (al menos parece) las amarras contra la corrupción que el correísmo mantenía férreamente confinadas a las esferas medianas de la administración. La estrategia de Lenín, muy bien llevada, ha consistido en aclarar todo lo que se debía aclarar, porque cualquier pieza dejada en el aire era una bomba que le podía estallar en el futuro por cómplice y encubridor.

Está claro que hay enormes agujeros (muchos, negros y densos) que dejó el correísmo. El camino no consiste entonces en hacer más de lo mismo con un mejor talante, sino en poner orden, enderezar, sancionar y tomar un mejor rumbo. Lo sabíamos pero se ha aclarado, el correísmo no solo era un problema de personalidad y bravuconadas, sino más serio: un país en riesgo. Quizás, en Bélgica, Correa añora una victoria de Lasso ...a no ser que todos sean tenues hilos que él sigue manejando (el “tongo” que algunos mencionan).

Por eso a la estrategia leninista, en poco tiempo, le vendrá la hora de realmente actuar, es decir, decisiones y conflictos que enfrentar. Se han dado los primeros pasos contra la corrupción, pero ¿se darán los siguientes pasos determinantes, o solo se ganará tiempo, o tampoco se atacará a todos los que se merecen porque siguen protegidos por AP? (el caso de la Federación de Fútbol es una muestra de nuestra habilidad para los “arreglos” judiciales). Se han planteado las cifras reales de la economía, pero ¿se reducirá el tamaño del Estado, proceso en el que el Presupuesto 2017 no da un solo paso?, ¿se enfrentarán en la Asamblea temas delicados para AP, como la Ley de Plusvalía o la flexibilidad laboral? Y algo importante: no se puede descuidar ningún frente, hay que ir por el tema político (apertura social, corrupción) y el económico… ¡al mismo tiempo! (O)