Frente a tanta corrupción e incompetencia mostradas por los aliancistas, cuyas evidencias han saltado a la luz en apenas dos meses, se podría implementar una forma revolucionaria de justicia.

Rafael Correa será obligado a hablar de manera ininterrumpida por días, semanas y meses enteros, frente a un espejo, hasta que caiga en el hartazgo de sus palabras e imagen, y jure guardar silencio por el mismo tiempo empleado en las 524 sabatinas realizadas en diez años. Marcela Aguiñaga, Soledad Buendía y Gabriela Rivadeneira, cuyas conciencias han sido gravemente afectadas por la verborrea del expresidente, deberán escuchar ininterrumpidamente a su líder.

Jorge Glas, Carlos Pareja Yannuzzelli y todos los exfuncionarios de Petroecuador acusados de corrupción serán condenados a servicio especial en la Refinería de Esmeraldas hasta reparar todas las instalaciones que la costosísima repotenciación dejó sin arreglar. No les estará permitido salir del complejo y solo recibirán visitas ocasionales. Al exministro Augusto Espinosa se le obligará a realizar recorridos diarios desde las más alejadas comunidades hasta las escuelas del milenio que las atienden, para que comprenda lo que es una modernización de escritorio y tecnocrática. René Ramírez deberá cumplir trabajos como obrero de la construcción en Yachay Tech hasta que se construyan los laboratorios y la infraestructura de la llamada a ser la mejor universidad del mundo. Deberá al menos reponer el dinero gastado por el Estado en los jugosos sueldos de afortunados decanos que nunca dieron clases.

Javier Ponce deberá arreglar cada uno de los helicópteros Dhruv accidentados y realizar pruebas de vuelo hasta garantizar su buen funcionamiento. Una vez cumplida esta tarea, se le asignarán trabajos especiales en alguna granja porcina del MAG.

A Orlando Pérez se lo encerrará en una cárcel de mujeres hasta que aprenda respeto de género y a no evadir la acción de la justicia, el muy vivo.

El excontralor Carlos Pólit deberá cumplir trabajos especiales en cada uno de los proyectos cuyos informes fueron retocados a cambio de jugosas compensaciones. Pagará por esta pena tantos días como billetes recibió de Odebrecht. También será impedido de salir de esos complejos el mismo tiempo que ocupó el cargo de contralor general. A Galo Chiriboga se le obligará a trabajar en un parqueadero del aeropuerto de Tababela como delator de todo funcionario sospechoso de querer huir del país. Ricardo Patiño y Gabriela Rivadeneira serán condenados a volar a Bélgica ininterrumpidamente, todas las veces que fuese necesario, en la última fila de clase turista, junto a los baños, hasta que aprendan a ser revolucionarios de verdad y no arribistas burgueses. Al excanciller Guillaume Long se le enviará a Venezuela por tiempo indefinido, prohibido de trabajar para el Estado bolivariano, a un disfrute de los beneficios de la autodeterminación y la soberanía. Le acompañará en ese peregrinaje María Fernanda Espinosa. Ramiro González y Richard Espinosa deberán realizar todos los trabajos que requiera la seguridad social para mejorar su atención a los pensionistas y jubilados, sin sueldo.

Y a todos, sin excepción, se les colocará el grillete electrónico de la humillación.

El responsable de hacer cumplir las condenas será Lenín Moreno por haber tardado demasiado tiempo en darse cuenta de todos los pillos, ineptos, abusivos, vivarachos, dogmáticos, arrogantes, que formaron parte de la aventura revolucionaria. (O)