Durante 17 años, el Barómetro de Confianza Edelman ha encuestado a decenas de miles de personas en docenas de países sobre su nivel de confianza en los negocios, los medios de comunicación, el gobierno y las organizaciones no gubernamentales. Este índice ha descubierto que en los últimos años hay una asombrosa falta de confianza en las personas en puestos de liderazgo: el 71% de los encuestados afirmó que los miembros del gobierno no son creíbles o solo algo creíbles. El 63% contestó lo mismo sobre los CEO.

Esta realidad es muy preocupante porque la confianza es el antídoto a la incertidumbre y la inseguridad. La confianza puede ser intrapersonal cuando una persona cree en sí misma, puede ser interpersonal cuando se cree en otras personas o institucional cuando se cree en las instituciones.

La confianza viene del latín y significa “con fe”; se tiene confianza cuando se percibe, siente y cree que uno, la otra persona o la institución hacen lo correcto y van a tener éxito. La confianza da tranquilidad para invertir tiempo y recursos, para perseverar en pos de metas y facilita la comunicación permitiendo que una persona tenga relaciones o haga negocios con otras personas.

Los líderes producen confianza cuando son responsables de sus propias acciones en vez de culpar a los demás o a situaciones externas. Cuando son capaces de ver lo que va mal, buscan alternativas y luchan por cambiarlas. Los líderes que promueven confianza no distorsionan la realidad en beneficio propio.

Los líderes irradian confianza cuando se ponen vulnerables, admiten deficiencias y consideran el interés del grupo antes que los propios. Los líderes generan confianza cuando lo que afirman es creíble y lucen coherentes por el conocimiento, la ecuanimidad y la honestidad que muestran y transmiten en los hechos.

Los líderes inspiran confianza cuando permiten a sus seguidores expresar sus opiniones y comunicarlas, sin juzgarlas o deslegitimarlas. Cuando creen y se apoyan en sus seguidores, en su gente. Las nuevas teorías del liderazgo concluyen que los líderes y sus seguidores comparten una relación de beneficio mutuo en la que cada uno aumenta la efectividad del otro.

Los economistas que estudian el comportamiento humano han determinado que las decisiones son emocionales y que la confianza es el elemento fundamental para tomarlas. Algunos incluso han afirmado que la moneda de la nueva economía colaborativa es la confianza. Es urgente que volvamos a creer en la integridad y la honestidad de los líderes de nuestro país y en las instituciones que las lideran para consumir, invertir, crear empleo, traer los capitales y dar lo mejor de sí como trabajadores, profesionales y empresarios.

Ganar la confianza requerirá no solo aplicar la justicia y mostrar resultados en la lucha contra la corrupción, sino también mostrar conductas y cualidades diferentes. En el pasado hemos dado prioridad al carisma para elegir o designar a nuestros líderes, es hora de que cambiemos y nos demos cuenta de que necesitamos, para crecer y desarrollarnos, líderes dignos de nuestra confianza que conduzcan con integridad y honestidad el país, las instituciones, el congreso, los partidos políticos, las universidades y las empresas. (O)