El campus de la Universidad de Virginia fue concebido arquitectónicamente por Thomas Jefferson, quien es considerado por muchos como el autor intelectual de lo que hoy conocemos como los Estados Unidos de Norteamérica. Su genio era paralelo al ingenio político y militar de George Washington. Jefferson jugó papeles relevantes en muchos aspectos cruciales durante la realidad histórica que le tocó vivir. Los historiadores le atribuyen a él la redacción de la Declaración de Independencia de las antiguas trece colonias inglesas. Desde el poder Legislativo fue Jefferson quien concibió la forma de organizar, administrar y gobernar a aquel país, recién nacido y ahogado en las deudas generadas por la guerra de independencia. Dentro del enorme legado que Jefferson le dejó a su país, la Universidad de Virginia fue uno de sus últimos aportes.

Muchos consideran que la participación de Jefferson se limita exclusivamente a la arquitectura del campus de la U. V., cuando en realidad esa fue la cúspide final de su visión. La Universidad de Virginia fue concebida más como una tipología que como un modelo. En ella se repotencian los vínculos entre profesores y estudiantes, quienes conviven de manera cotidiana en este campus, sin la influencia de sus padres, ni de terceras partes. El aula no es el único punto de encuentro entre quienes buscan conocimiento y quienes lo comparten. Por eso, Jefferson se refería a esta visión como una “aldea académica”. La arquitectura del campus se compone de espacios abiertos, propicios para el encuentro y el diálogo; y esto es consecuencia de la reflexión que Jefferson hiciera sobre la universidad como formadora de los futuros pensadores y gobernantes de su república.

El gran remate arquitectónico del campus es la Rotunda, el edificio que acapara el paisaje, desde el punto más alto de los alrededores. Rompiendo con la visión convencional de la época, según la cual el espacio principal del campus debía estar ocupado con una iglesia, Jefferson pone en su lugar la biblioteca de la universidad y la resalta de las demás construcciones, al evocar en su volumetría al Panteón romano del emperador Adriano.

La Universidad se convierte entonces en el espacio de libre acceso al conocimiento y la sabiduría, donde el individuo no se somete para aprender. La universidad imaginada por Jefferson es una facilitadora de conocimientos, con el propósito de cimentar la libertad y lograr que esta perdure y se desarrolle en el tiempo.

Irónicamente, el evento que pasará a la historia como el origen del obscurantismo norteamericano tuvo lugar frente a la Rotunda de Jefferson, cuando los grupos neonazis y de supremacía blanca dieron inicio a una serie de manifestaciones en contra de la libertad, la igualdad y la fraternidad; so pretexto de defender un monumento en memoria de Robert E. Lee, quien luchó a favor de preservar la esclavitud. Estas manifestaciones terminaron con una persona fallecida y varios heridos. Un fanático lanzó su vehículo irracionalmente contra una multitud que se expresaba en contra de la intolerancia. Dicha barbarie solo produjo silencio y simpatías disfrazadas por parte del presidente Trump.

Ojalá la Rotunda logre sacarse se encima tan bochornosa mancha. (O)