Mientras se despide a julio se prepara el advenimiento de octubre. De un tiempo acá dejó de ser la cédula de identidad requisito para establecer la pertenencia a un lugar. La creciente movilidad humana, dentro y fuera del territorio nacional, nos ubica como ciudadanos del mundo.

1. Somos lo que pensamos y queremos ser con la complicidad de circunstancias diversas. Cobardía es endosar culpas que las llevamos como estigma. Penoso revisar capítulos de nuestra historia ávidos de culpables o triunfadores.

2. Contrariando a Ortega y Gasset escribí “Más acá de mis circunstancias” porque siempre sentí una adherencia existencial a términos tan sencillos y densos en trascendencia: aquí, ahora, mañana, sí, tal vez; dónde nacimos, con quiénes compartimos, cuándo, por qué y para qué, elementos que nos modelan, que explican, además de nuestro origen, los por qué y para qué de maneras de ser y actuar. Ejemplos para una mejor comprensión.

3. Mis recuerdos me llevan a Riobamba, la Sultana de los Andes, al colegio Santo Tomás Apóstol. Allí trabajé hace algo más de sesenta años. ¿Qué hace que un breve encuentro marque huellas y nos enraíce en parajes nuevos? La Merced, su mercado, la cultura y exquisitez de su gente, su forma sencilla de ser y su grandeza espiritual, el Chimborazo, su cercanía a Baños y Ambato, mis alumnos, sus anhelos y temores, eso y tantas otras cosas. Cuando paso por Chimborazo me siento chimboracense.

4. Amo a Esmeraldas, Carchi, Cotopaxi, Sucumbíos, Orellana, Napo, Zamora Chinchipe, Pastaza, Pichincha y Tungurahua porque son retazos de patria que conozco. Imbabura fue amor a primera vista: sus lagunas, sus montañas, su exquisitez, su industria, su gastronomía, su arte, su amor a lo vernáculo. Estos mágicos pueblos fabrican cadenas imperceptibles que nos amarran a sus entornos, para siempre. Nací en Azuay. Cuenca y sus cantones no requieren de voceros, su magia encanta, subyuga, aprisiona. Cañar es mi provincia de paso, la quiero sin llegar al éxtasis amoroso.

5. Loja es cuna de mis ancestros; es fuente de líderes políticos, de músicos insignes, de artistas de variado género; su café asombra al mundo, ‘quien no conoce Loja no conoce Ecuador’. El Oro, Santo Domingo, Morona Santiago, Bolívar, Galápagos, Los Ríos y Manabí son depósitos de amor. Los siento así porque los conozco, he recorrido sus entrañas.

6. Julio me tiene atado a Guayaquil, a su ría y sus muelles; a su historia y sus emprendimientos, a la belleza de sus mujeres y al capricho de sus varones, al imperio de la libertad. Santa Elena es hija destetada a destiempo que se ha propuesto, y lo está logrando, apuntar su brújula hacia un futuro promisorio.

7. Cada 9 de octubre me siento más guayaquileño comprometido con la libertad y la justicia. El 1 de octubre de 1935 nació Julio Jaramillo, el nueve del mismo año nací yo, malo para el canto pero grato con Guayaquil; la amé desde que la conocí. Queda tinta en el tintero.

Después de escalar una gran colina, uno se encuentra solo con que hay muchas más colinas que escalar”, Nelson Mandela. (O)