Mañana se cumplirá el vigésimo sexto aniversario de cantonización de Simón Bolívar, territorio típicamente rural de la provincia del Guayas, pues la gran mayoría de sus habitantes están íntimamente vinculados con una pujante actividad agrícola, alrededor de diversos y prometedores cultivos. Su pintoresca geografía ha sido cubierta por sembríos de variados coloridos y formas, que aportan al abastecimiento nacional y a la exportación. Las posibilidades de productos no tradicionales están intactas, como arazá o guayaba amazónica, pitajaya, cauje y otros, complementados con especies ornamentales de creciente acogida. Es también un centro de industrias arroceras de muy buena tecnología y reconocido prestigio.

No es descabellado expresar que, con excepción de Guayaquil, los cantones de la provincia del Guayas son definitivamente rurales, pues a pesar de contar con significativos núcleos poblacionales urbanos, subsisten gracias al trabajo campesino, en lo agrícola, ganadero, agroindustrial, silvicultura, inclusive pesca y minería. Pero Simón Bolívar es un inmenso jardín en permanente floración, donde los plantíos son tratados con esmero, es un inmenso vergel, ensoñación de su orgulloso pueblo y de amantes de lo agroecológico, como en la práctica son sus cuidadas fincas, joya escondida en un verde paraíso; pero llegar a su cabecera cantonal es una tediosa tarea que implica sortear vías intransitables, con cráteres por doquier, que disuade visitarla, es evidente la desatención del Gobierno Provincial, incomprensible con una zona de tanto atractivo y futuro turístico.

El 73% de su actual proyectada población de 30.446 habitantes (casi una hectárea por persona) está dedicada al campo, más un 8,3% que cumple labores comerciales de origen agrario. Una de sus originales potencialidades radica en que posee la más alta proporción de suelos fértiles de primera categoría, comparada con 14 escogidas circunscripciones similares de la cuenca del Guayas (Clirsen 2010), abarca extensas áreas planas, con un clima benigno y enormes perspectivas de riego. Y además es un núcleo de educación y cultura, integrado por varios institutos primarios y secundarios, públicos y privados, destacándose el fiscomisional Arsenio López, así denominado en homenaje al agricultor progresista que donó los terrenos donde actualmente funciona; cumplirá pronto media centuria de fundación convertido en semillero de profesionales, hombres y mujeres de bien, de espíritu campesino, muchos de ellos brillantes dirigentes de su comunidad, prueba fehaciente de una saludable alianza entre el Ministerio de Educación y el soñador voluntariado de misioneros católicos y laicos.

La actual corporación edilicia está presidida por el Ing. Johnny Firmat Chang, alcalde rural, conocedor del agro, con experiencias públicas y privadas en esa rama, pues desempeñó con lucimiento la dirección nacional del servicio de sanidad agropecuaria, autor de una original propuesta para superar las deficiencias de comercialización de cacao, que se propone activar. Su gestión, encaminada a generar condiciones de optimización de las cualidades naturales del sector, empieza a fructificar. Muchos gobiernos descentralizados rurales, como el de Simón Bolívar, en ejercicio de las competencias que la ley les franquea, son un medio idóneo para emprender proyectos capaces de transformar al Ecuador en un emporio de riqueza y bienestar, por el impulso a sus áreas rurales, faltando solo una firme voluntad política gubernamental que decida realizarlo. (O)

 

No es descabellado expresar que, con excepción de Guayaquil, los cantones de la provincia del Guayas son definitivamente rurales, pues a pesar de contar con significativos núcleos poblacionales urbanos, subsisten gracias al trabajo campesino, en lo agrícola, ganadero, agroindustrial, silvicultura, inclusive pesca y minería.