Mi artículo sobre la Doctrina Social de la Iglesia, para EL UNIVERSO, ‘¿Ahora sí DSI? V’, fue publicado en la edición del 12 de agosto de 2015 y se refirió al destino universal de los bienes, su origen y finalidad, así como sobre la economía inspirada en valores morales, procurando un mundo justo y solidario.

Entonces hice presente, como le reitero ahora, que las respuestas a las inquietudes sobre la DSI se pueden encontrar en www.vatican.va dsi.

Ahora regreso sobre tan importante doctrina porque la semana pasada, el miércoles 14 de junio de 2017, monseñor Eduardo Castillo Pino, obispo auxiliar de Portoviejo y presidente del Centro Ecuatoriano de Pensamiento y Ética Social (Cepes), hizo la presentación y el lanzamiento de una reciente edición de un mil ejemplares del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, impreso con la debida autorización del secretario de Estado del Vaticano.

Así se facilita el acceso a los católicos y a los no católicos de buena voluntad a conocer, de adecuada fuente, el pensamiento y las directrices de las máximas autoridades individuales y colegiadas de la Iglesia católica, debidamente organizados y correlacionados, manifestados a lo largo de los años, respecto de variados temas que afectan el diario convivir de las personas y de los grupos humanos que conforman.

El título de la Introducción es Un humanismo integral y solidario; y, los de sus once capítulos de la Primera y Segunda Parte: El designio del amor de Dios para la humanidad, Misión de la Iglesia y doctrina social, La persona humana y sus derechos, Los principios de la doctrina social de la Iglesia, La familia: célula vital de la sociedad, El trabajo humano, La vida económica, La comunidad política, La comunidad internacional, Salvaguardar el medio ambiente y Promoción de la paz.

Hay un solo capítulo en la Tercera parte: Doctrina social y acción eclesial.

La Conclusión se titula Hacia una civilización de amor.

Finalmente presenta un Índice de referencias de la Sagrada escritura, del Magisterio conciliar y pontificio, de otros documentos eclesiales, de escritores eclesiásticos, del derecho internacional y otro analítico.

Considero que toda persona interesada en los problemas sociales y políticos, que se encuentre en búsqueda de soluciones para ellos, bien podría antes de llegar a conclusiones y elegir banderías políticas, y aunque ya las tuviera, revisar y analizar estas bien organizadas, concatenadas y sustentadas proposiciones buenas, congruentes y accesibles, si la buena voluntad y la generosidad se imponen sobre el egoísmo y la concupiscencia.

Si realmente somos capaces de vencer el preferirnos y tener una predisposición para ayudar a los demás, especialmente a los más necesitados, utilizando no solamente las instituciones de beneficencia o de caridad, sino también las públicas, las que nos pertenecen a todos los ciudadanos, otro podría ser el panorama social de nuestros campos y ciudades.

¿Todavía se puede soñar con un mundo donde la justicia permita el reparto adecuado de las riquezas del mundo?

¿Sería tan amable en darme su opinión? (O)