Las expresiones de vida se identifican como cristianas en la medida en que reflejan la identidad y la misión de Cristo. Jesucristo es hijo de Dios y asumió nuestra humanidad. En él divinidad y humanidad están unidas, pero no mezcladas.

Cristo reúne la familia humana, dispersada por el egoísmo. Cristo realiza este servicio, bajándose, asumiendo la humanidad y participando su vida divina a humanos, como el tronco participa su savia a las ramas. (Juan 15). Confiere a algunos facultades especiales (clérigos), para hacer conocer y amar a Cristo y proponer su plan de salvación.

No para hacerlos grandes y únicos receptores de su Espíritu, (clericalismo), sino servidores, que escuchan al Espíritu de Dios que se expresa en el lenguaje de los sencillos. El buen pastor, como Jesús, da la vida por las ovejas.

Los humanos frecuentemente mezclamos lo humano con lo divino, también, porque la mezcla permite servir desde arriba, vistiendo nuestros servicios con la grandeza de lo divino. (Clericalismo).

El papa Francisco señala el clericalismo como “una de las deformaciones más fuertes, que la Iglesia en América Latina tiene que enfrentar”.

Para mantener clara su enseñanza, Jesús mismo la renueva. En el Concilio Vaticano II nuevamente nos recordaron con la Palabra de Dios, o Cristo escrito, que la Iglesia está formada por los bautizados, y los consagrados como pastores con un ulterior sacramento, para servirlos desde dentro, con “olor de oveja”. El clericalismo fundamental es ponerse sobre las ovejas, no servirlas.

El papa Francisco invita a superar el clericalismo en relación a la Piedad Popular. Este clericalismo, difundido en América Latina, consiste en servirse y no servir la religiosidad popular. Hay que orientarla, mediante una “pedagogía de evangelización” hacia un encuentro más hondo con Jesucristo, Hijo de Dios, hecho hombre.

Para orientarla, hay que partir del respeto; pues “refleja una sed de Dios, que solo los pobres están abiertos a conocerla; pues hace capaces de servicio y fidelidad hasta el heroísmo”.

Algunos clérigos y seglares están deformados por el clericalismo.

1) Clérigos asumen la ideología de un partido. Buscan el poder político.

Reducen Iglesia a clero. El clérigo decide, sin oír lo que el Espíritu inspira (hoy y aquí) también por medio de seglares.

-Clericalismo en asuntos de fe y moral. Clérigos pretenden bastarse solos para conocer la Palabra de Dios y estar inspirados por ella. -Pretenden bastarse para señalar y decidir el querer de Dios. Pretenden tener “el monopolio de las soluciones para los múltiples desafíos de la vida contemporánea”. -Algunos clérigos están desarraigados de la memoria de donde vienen y no saben claramente adónde vamos”.

-Clericalismo en asuntos de ciencia y técnica. Hay clérigos que proyectan su capacidad en asuntos de fe y moral a realidades, en las que los científicos, los artistas deben ser consultados. -Clericalismo en administración de bienes. Actuar como dueño, sin asesoramiento de seglares y sin la debida información.

2) Seglares. El buen pastor, como Jesús, da la vida por las ovejas.

Dejan al clero toda la responsabilidad en la vida de la comunidad cristiana. ¿Su responsabilidad? Criticar. (O)