En los últimos días de su periodo presidencial, Rafael Correa concedió la condecoración Gran Cruz, por su “entrega a la nación y defensa de la transparencia en los procesos electorales de febrero y abril”, a Juan Pablo Pozo, presidente del Consejo Nacional Electoral.

Pozo ha sido uno de los más polémicos presidentes de la función Electoral. Durante las elecciones recientes tuvo actuaciones que contribuyeron a prolongar la incertidumbre de los resultados, provocando rechazo de la oposición y de figuras importantes en el oficialismo. Fue la segunda vicepresidenta de la Asamblea, y alta dirigente de Alianza PAIS, quien el 22 de febrero, en Guayaquil, refiriéndose a la forma en que se estaban llevando los escrutinios, dijo: “Esto se debe a la ineptitud de Pozo, que debe renunciar por vergüenza”.

La inconformidad fue manifiesta desde distintos sectores políticos y ciudadanos. Se podría decir que eso fue producto de las circunstancias del momento, pero precisamente por eso es que los hechos políticos se miden desde la perspectiva histórica.

Las condecoraciones se conceden por méritos y hechos extraordinarios. Que un presidente de la función Electoral defienda la transparencia de los procesos electorales es el más elemental de sus deberes, es su trabajo, su labor cotidiana. Nada más. (O)