Por muchos años nuestro país en el ámbito futbolístico fue visto como un rival a vencer. Consideraban a nuestros equipos tan débiles que cualquier grande de Sudamérica nos quería como rival en su grupo.

Potencias futbolísticas como Brasil, Argentina, Uruguay y Chile nos causaban terror solo imaginar que competiríamos contra ellos en sus países. A nuestros equipos le tocaba irse a encerrar, y venir con una derrota de uno a cero era casi una hazaña. Prueba de ello la hazaña de Barcelona en La Plata aún es recordada como uno de los primeros triunfos en tierra gaucha. Nuestros futbolistas han evolucionado en sus técnicas, se han convencido de que los futbolistas de esas potencias son humanos al igual que ellos y que estamos al mismo nivel de ellos, por lo que la inferioridad mental es cosa del pasado. Hoy nos complace y llena de orgullo ver a un capitán en el fútbol inglés de nacionalidad ecuatoriana. Hoy nos llena de alegría ver a nuestro Barcelona jugar en Brasil y Argentina como si estuviera en Guayaquil, y mostrar la casta del nuevo futbolista ecuatoriano. Ver a Emelec jugar mejor que un equipo colombiano en ese territorio, confirma que nuestro fútbol ha crecido vertiginosamente; trazos dejados antes por Liga de Quito o la misma Selección al inicio de estas eliminatorias. Creo necesario hacer este análisis como preanalogía de que no solo el futbolista mejoró por su técnica. Nuestros jugadores se convencieron de que son humanos y juegan contra humanos, por lo que la igualdad de condiciones siempre ha existido. Solo faltaba confianza y un sí se puede, mental. Esa misma confianza de la que debemos todos los ecuatorianos en cada espacio que tengamos, aplicarla y soñar siempre en ser mejor, cada día. El límite queda probado, solo está en nuestras mentes.

El coloso seguro dará la vuelta olímpica a nivel sudamericano con Barcelona. Ecuador se enorgullece de los triunfos internacionales.(O)

Cristhian Castro Velasteguí, Guayaquil