Mi yerno escogió para hacerse una operación de manga gástrica el hospital del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social Teodoro Maldonado Carbo, en Guayaquil, confiando en la tecnología que decía tener el IESS, y por su derecho que tiene a los servicios como afiliado.

Estaba con sobrepeso, no era obeso, pero gozaba de salud.

Se dijo a su esposa (hija mía) y a su madre que la operación fue exitosa, por precaución lo llevaban a cuidados postoperatorios, ocho horas. A las 12 de la noche llegó a la habitación.

Al día siguiente, al mediodía se quejaba de dolores muy fuertes, mi yerno decía: ‘no estoy bien’; dijeron que lo volverían a abrir, pasó a otra área de cuidados intensivos, lo sometieron a coma inducido. Nos pidieron plasma, dijeron en el hospital del IESS que lo proporcionaba; la hermana de mi yerno tuvo que andar siquiera cinco horas haciendo diligencias, recogiendo firmas para que se la entreguen. Mi hija observó que su esposo sudaba mucho, esa área carecía de aire acondicionado.

En esa situación, amigos, excompañeros de colegio, de mi yerno, pidieron el pase por intermedio del Seguro Social a una clínica particular; les dijeron que los signos vitales del paciente no estaban bien y había riesgo de sacarlo del hospital.

Cuando mi hija presintió la gravedad de su esposo, fue transportado a una clínica particular por cuenta del Seguro Social, por una llamada que hizo un compañero de colegio de mi yermo. Se le formó peritonitis, bronconeumonía. Fue operado por primera vez el 18 de abril, no ha salido desde el 19 de abril de terapia intensiva.

Su estado es muy delicado. Toda la familia está con angustia pidiendo a Dios por su recuperación. Fue sometido a una traqueotomía, le han hecho una serie de exámenes para descubrir la bacteria, la infección no cede totalmente, tenía glóbulos blancos en 5.000; han bajado a la mitad. Médicos amigos y de la familia lo visitan, todos nos preguntamos qué pasó. Según médicos de la clínica, debió haber sido trasladado, mi yerno, el mismo momento que presentó síntomas adversos.

En la clínica nos dicen que con toda la tecnología que tienen y con los cuidados especiales que le están dando, nuestro querido familiar saldrá poco a poco de su estado crítico.

Nuestra angustia es por todo lo que viene atravesando mi yerno, por la salud de los familiares que nos desvelamos (mi presión arterial la tengo en niveles peligrosos); ¿quién ve por todo esto?

Tenemos las oraciones de los amigos de mi yerno, nuestras amistades, hacen cadena de rezos en el país y en el exterior; es un hombre joven, gran padre, esposo, trabajador.

El antibiótico que combate la bacteria, la albúmina que necesita cada ocho horas, la vitamina C, que es puesta en el suero de mi yerno, tienen que comprarlas la familia; no las cubre el Seguro Social. Nos preguntamos por lo tanto, ¿sus aportes al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social por qué no son utilizados por el Instituto en este momento?(O)

Laura Gómez Serrano, Guayaquil