Madre, encarnas aquel susurro que aparece como pájaro cansado. Tu largo vuelo fue triste hacia tu casa en el cielo con tu cuerpo cansado, y me dejaste tristes evocaciones.

Me queda el consuelo de recordar tu figura y manos laboriosas. Por qué te fuiste mamá, pudimos ser unos viejos respirando muchos años a través de nuestros hijos, y después a través de los nietos. Cómo quisiera mamá, enrumbarme para el cielo y encontrarte algún buen día, tú me dirás por dónde debo empezar mi esforzada travesía.(O)

Carlos Mosquera Benalcázar, doctor, Quito