Madre, simplemente es la frescura de la naturaleza y el suave aliento de mujer que con besos da amor del especial, que nunca se olvidan.

La madre es belleza sin igual, única en amar a cambio de nada, todo lo da, es imagen de la magnífica pureza y bondad. La madre tiene la armonía sonora de una voz que suplica, añora y exige, es la más bella composición melódica que humano en la vida no deja de escuchar. Qué vida tan divina el saber que usted la tiene a su lado. Madre, no importa el tono fuerte o la suavidad de sus emociones, lo importante es que la escuche, y si así no fuera, sienta el recuerdo de sus palabras en todo momento de su voz eterna y única. El decir, madre mía te quiero, son unas palabras muy pobres para la grandeza del nombre madre. El corazón se motiva de vida y pasión al tenerla siempre. Cuando se va la madre, el corazón queda solo, sin nadie que dé oraciones al Creador, que proclame la solución a los problemas, y lo más importante, el hijo se queda sin los consejos y sin los reclamos. Cuánto te amo, cuánto quisiera tenerte madre de mi vida.(O)

José Inca Véliz, ingeniero, máster; Guayaquil