Una cierta corriente política lanza permanentemente al debate público la idea de que Ecuador, con su decadente revolución ciudadana, va camino a Venezuela. Durante la campaña electoral esta idea se levantó con fuerza para generar miedo: Moreno es el Maduro de Ecuador y el modelo venezolano el espejo donde podemos vernos de aquí a cuatro años. Hay un sector de la oposición ecuatoriana, el más duro e intransigente en términos ideológicos, que considera que Ecuador, como Venezuela, vive bajo una dictadura.

Se puede decir, con toda claridad, que en muchas cosas la Venezuela y el Ecuador del giro a la izquierda se parecen: las dos siguieron proclamas refundacionales, las dos blandieron la espada de Bolívar, las dos criticaron ásperamente el neoliberalismo, las dos proclamaron el retorno y la soberanía del Estado, las dos prometieron las segundas independencias, las dos coquetearon con el socialismo del siglo XXI, las dos consagraron liderazgos populistas con tonos mesiánicos, las dos se sintieron cercanas a la revolución cubana, las dos polarizaron a sus respectivas sociedades en nombre de la soberanía del pueblo, las dos denostaron de las democracias liberales, sus sistemas partidarios y sus burguesías.

Los parecidos son muchos, pero igual las distancias y la profundidad con que cada proceso llevó a cabo sus promesas. Correa es un PhD de universidad gringa, mientras Chávez fue un milico golpista. Gabriela Rivadeneira es una exreina del Yamor, una bebé de pecho comparada con el fascista y corrupto Diosdado Cabello. Las libertades políticas asociadas a las instituciones democráticas han sido barridas en Venezuela para imponer un dominio despótico del Estado. En el Ecuador las libertades quedaron reducidas y vigiladas, mientras las instituciones democráticas sujetas al abusivo dominio mayoritario de Alianza PAIS. En Venezuela hay un poder popular, con un brazo miliciano, articulado al Estado. En Ecuador la estructura organizacional de la revolución fue creada para aclamar y legitimar al líder. En Venezuela el Estado llevó la economía a la ruina. En Ecuador el Estado desplazó a la empresa privada como principal generador de inversión y la sujetó a innumerables controles y asfixias, que le han debilitado en extremis. En Venezuela los militares son parte orgánica de la élite gobernante. En Ecuador la cúpula militar ha sido varias veces descabezada para sujetar su mando a la autoridad civil y a la revolución ciudadana. En Venezuela se dilapidó de la manera más ruin la riqueza petrolera. En Ecuador se ha invertido mucho en infraestructura, gasto social y se ha derrochado a mano suelta. En Venezuela predomina el antiimperialismo, el nacionalismo y el socialismo del siglo XXI como ideologías estatales. En Ecuador el antiimperialismo va acompañado de un tenue nacionalismo, mientras el socialismo del siglo XXI tiene apariciones fugaces solo cuando el líder sueña con Fidel o el Che.

Las dos revoluciones fueron amamantadas por la misma leche madre, pero fueron bebidas por cuerpos distintos. La una por el de un milico mesiánico, la otra por un PhD arrogante y con ambiciones oligárquicas. La una llevó su país a la ruina, a la lucha perpetua, a exhibir todo el tiempo sus poderes en las calles, enfrentarse y odiarse; la otra se encuentra en una transición crucial de su vida política para volver a un cauce de tolerancia, pluralismo y convivencia democrática. (O)