Lorena Konanz

Como es ya costumbre, los informes con cifras oficiales que presenta el Gobierno deben analizarse con desmaquillante. Con un poco de color tratan de tapar la realidad en que vivimos todos los ecuatorianos: un país extremadamente caro y una falta de trabajo en exceso.

Hace pocos días el INEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) publicó los resultados de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDUC) a marzo 2017. En su boletín de prensa indica que la "recuperación económica" que vive el país se ve reflejada en el descenso en la tasa de desempleo a nivel nacional ubicándose en 4,4%. Comparado con un desempleo de 5,7% reportado en marzo de 2016, la caída de 1,3 puntos porcentuales representa una victoria más para la Revolución Ciudadana. Lo que este informe "olvidó" analizar son los 56 de cada 100 ecuatorianos que queriendo y necesitando trabajar no encuentran un empleo adecuado. Solamente el 38,5% de la población económicamente activa accede a un trabajo adecuado (ingresos no menores al salario mínimo y jornada legal de 40 horas semanales). Esta cifra sí rompe esquemas, convirtiéndose en la más baja desde que la información es comparable.

Un gobierno que durante estos últimos años se ha dedicado a imponer impuestos, salvaguardias y demás exigencias a la empresa privada, ha conseguido que el resultado no solo sea un estancamiento en la economía sino una pérdida grave en los empleos adecuados a nivel nacional.

Según las mismas cifras oficiales, en las cinco ciudades más importantes del país (Guayaquil, Quito, Cuenca, Ambato y Machala) el subempleo ha aumentado en el último año considerablemente. Esto es un claro reflejo de la realidad ecuatoriana sin mascarillas. ¿Cómo explicar entonces la caída en la tasa de desempleo? Muy fácil. La gran mayoría de las personas desempleadas al no tener ingresos para mantener a sus familias salen a las calles en su desesperación a vender mangos, papel higiénico o juguetes que les permitan llevar 3, 4 o 5 dólares diarios a sus hogares. Este nuevo "trabajo" los convierte automáticamente en "empleados inadecuados", dejando así la categoría de desempleados. Y es así como con un poco de maquillaje se esconde la realidad laboral que vive el Ecuador.

Concluir, por lo tanto, que una baja en la tasa de desempleo refleja una reactivación en la economía sería irreal por decir lo menos. El aumento del subempleo y la reducción del empleo adecuado es el verdadero análisis que debe realizarse. Esperamos que el nuevo gobierno empiece con pie derecho tomando medidas que favorezcan a la empresa privada y por ende se creen nuevos empleos para que la cifra cada vez más alta de "subempleados" baje.