La deuda del Gobierno ecuatoriano, tomando en cuenta la deuda externa y los compromisos del régimen con otras entidades públicas, habría superado ya el límite del porcentaje de endeudamiento, en relación con el Producto Interno Bruto (PIB) establecido por la ley.

El Gobierno, según el Decreto 1218 de octubre del 2016, estableció que el peso de la deuda en el PIB “se efectuará sobre la base de estados consolidados de conformidad con el Manual de Estadísticas de las Finanzas Públicas del Fondo Monetario Internacional”; calculado así, en los números el país no ha alcanzado todavía el límite establecido y sería posible que contraiga nueva deuda, como puede deducirse de lo informado por los funcionarios ecuatorianos a las autoridades financieras e inversionistas, en su gira por Estados Unidos e Inglaterra, al mencionar que considera fuentes de financiamiento para el 2017: deuda interna, organismos multilaterales, China, preventas petroleras y emisiones de bonos.

Lo cierto es, que las deudas deben pagarse, cualquiera que sea la nomenclatura con que se las defina o la presentación que tengan en las estadísticas, por lo que el Código de Planificación y Finanzas Públicas contiene la disposición de no pasar un límite prudencial. Lo demás es arriesgar el futuro. (O)