El 22 de abril se dispuso la prisión preventiva de Alecksey Mosquera, exministro de Electricidad y Energía Renovable, para una investigación relacionada con una declaración hecha en España por uno de los abogados de Odebrecht, acerca de que habría entregado al exministro un millón de dólares, de los cuales ochenta mil estarían destinados a la persona que sería su testaferro y que también fue detenido. Mosquera fue ministro desde julio del 2007 hasta julio del 2009, el pago de la referencia se realizó en el 2011, según la jueza de flagrancia, “por gestionar y acelerar contratos” para Odebrecht.

Aunque el presidente de la República en un conversatorio con periodistas en Guayaquil aseguró enfáticamente que se trataba de un acuerdo privado, porque recibió el dinero después de haber sido ministro, en el que lo único irregular podría ser evasión de impuestos y quizás lavado de activos, la Fiscalía y la administración de Justicia, que son a quienes les corresponde investigar y dictaminar sobre el hecho, tienen la obligación de actuar con mucho rigor tanto más que como es de dominio público, y también lo afirmó el presidente, Odebrecht es una empresa “corrupta y corruptora” y, en temas de corrupción, más que si el dinero fue a paraísos fiscales, al tumbado de las casas o debajo del piso, como hemos visto, interesa de dónde llega, por qué y para qué.

(O)