Con la Palabra de Dios en mente y corazón los papas invitaron, y Francisco invita, a difundir la siguiente verdad: la fuerza de la desintegración del átomo puede ser empleada para servir o para destruir.

Hay otras fuerzas destructoras:

1ª El ensimismamiento, que mueve a pueblos y personas a dominar.

2ª La pretensión de algunas personas de determinar lo que es bueno o malo, según su conveniencia.

El papa Francisco, en mensaje a la Conferencia de Naciones Unidas, pidió el 28 de marzo acabar con las armas nucleares. ¿Imposible suprimir el abuso de la fuerza atómica y el de otras fuerzas? A pesar de la transitoria imposibilidad, late en la entraña humana el anhelo de un encuentro con los otros en cada país y en el mundo.

La razón, confirmada por la fe, demuestra que el bien de la humanidad exige conjuntar fuerzas y usar sensatamente los recursos. Los destinados para armas atómicas debieran usarse en atender a 805 millones de personas que pasan hambre, a enfermos que (65%) carecen de centros de salud.

Los papas afirman que ningún país debiera tener bomba atómica. Algunos la tienen y acrecientan. ¿Para preservar por miedo la paz en el mundo? ¿Para defenderse?

En las relaciones de Vietnam del Norte con EE.UU. hay más miedo mutuo que respeto.

3ª Una tercera bomba se concreta en la abismal distancia entre los detentores de bienes y recursos: según investigación del diario El País (España), el 1% de las personas en el mundo tiene tanto patrimonio como las demás personas juntas.

4ª Algunos quieren desactivar esa bomba con otra: el estatismo. Destruir para crear un mundo nuevo, renunciando a la libertad personal responsable y creativa, confiando el presente al Estado. ¿El futuro? ¡Sin libertad y responsabilidad –lo dicen tiempos pasados y recientes– no hay futuro!

Pío XI y sus sucesores, actualmente el papa Francisco, reiteran la verdad de la interdependencia entre persona y sociedad: la persona ha de formarse en creatividad, responsabilidad; la sociedad ha de ser ambiente en el que todos puedan merecer y vivir con derechos y deberes. Sin libertad creativa los ciudadanos pobres están forzados a comer de la basura. (Venezuela).

5ª Confusión de lenguas: las palabras han perdido significado: verdad, democracia, libertad, honradez.

6ª La división de la sociedad en dos grupos: uno, el de los “conservadores”, responsables de “décadas perdidas”. Otro, el de los “progresistas”. Gobernantes “progresistas” mantienen en oscuridad el futuro establecido en su libreto, también, para ser ellos, en la oscuridad, el punto de referencia de los ciudadanos.

Según la división entre malos ganadores y malos perdedores, los “otros” nada tienen de bueno Esos “otros”, por tener ideales diversos, aunque sean miembros de familia, son considerados enemigos.

Como humanos, como ciudadanos, como cristianos, tenemos la tarea de desactivar la bomba del odio, de someter el partido a la patria.

No se trata de renunciar al propio enfoque del presente y del futuro; se trata de no absolutizar ese enfoque, de complementarlo, de pulirlo; se trata de unir esfuerzos. ¡Recrearía un ambiente de paz suprimir persecuciones! (O)