Alberto Dahik Garzozi *

El socialismo del siglo XXI, a través de su representante legal en el Ecuador y apoderado general, que es Alianza PAIS, prohibió los casinos en el territorio nacional hace ya varios años.

La lógica para esto es que dada la naturaleza del negocio, en el cual siempre el casino gana, se trata realmente de una estafa a la población. En palabras que se han usado mucho en este tiempo electoral, es una cancha totalmente inclinada a favor del casino y en contra del apostador.

De hecho, la primera casa de apuestas similar a un casino moderno se abrió en Venecia, se llamaba Ridotto y el gobierno de la ciudad permitió su apertura en 1638, para que hubiera apuestas controladas en la temporada del carnaval veneciano. Para 1774 el gobierno de la ciudad lo cerró, porque consideró que estaba empobreciendo a la gente de la localidad.

Hay que recordar que mentes matemáticas brillantes diseñaron los juegos, de tal suerte que siempre “la casa gane”.

Don Guillermo Lasso enfrentó un proceso peor que el del casino. Sin entrar a discutir aquí si deben o no existir casinos, vale siempre recordar que, con la excepción de los ludópatas, cuya adicción al juego no les da realmente libertad de no entrar a apostar, los ciudadanos comunes somos libres de escoger entrar o no entrar a un casino. Don Guillermo y todos los ecuatorianos, que por derecho tenemos la obligación y la opción de participar en la vida política tanto como votantes, cuanto como candidatos, enfrentamos una cancha mucho más inclinada que un casino, con la gran diferencia de que no tenemos la libertad de no entrar en el sistema político engendrado por el socialismo del siglo XXI en el Ecuador.

Las mentes matemáticas brillantes que se usaron en los siglos XVIII y XIX, para diseñar la gran mayoría de los juegos de los casinos modernos, en los cuales “la casa gana”, fueron sustituidos desde el foro de Sao Paulo por mentes políticas que diseñan un juego que no es de azar, sino determinístico en política, que a través de constituciones hechas por ideólogos extranjeros, que no representan nuestra historia y nuestra esencia, y que acompañadas esas constituciones luego por un conjunto de leyes y prácticas políticas, terminan en generar una estructura orientada al igual que el casino: “la casa gana”. Políticamente, el partido único gana, todo es para la casa.

Los resultados oficiales confirmaron que había segunda vuelta. ¿Fueron acusadas de algo las empresas que fallaron en los exit polls que daban como ganador a Lenín Moreno en primera vuelta? ¿Fueron acusados de algo los canales oficiales que usaron esos exit polls? Obviamente no.

Así, por ejemplo, en la primera vuelta, todos los exit polls, excepto el de Cedatos, daban como ganador en una sola vuelta al administrador de turno del casino: don Lenín Moreno. Los canales estatales, instrumentos del aparataje poderoso del partido en el poder, usaron esos exit polls; mientras que los canales independientes usaron el de Cedatos. Los resultados oficiales confirmaron que había segunda vuelta. ¿Fueron acusadas de algo las empresas que fallaron en los exit polls que daban como ganador a Lenín Moreno en primera vuelta? ¿Fueron acusados de algo los canales oficiales que usaron esos exit polls? Obviamente no, porque el modelo del socialismo del siglo XXI con la cancha inclinada no contempla que cuando haya una equivocación oficial, esta tenga que ser reconocida. Contempla, eso sí, que la oposición se sienta acosada, encerrada, que los medios de comunicación sientan temor, que la libertad de expresión se limite.

Por ello, don Guillermo Lasso, quien decidió enarbolar principios de libertad, de auténtica democracia, de tolerancia, de respeto a las leyes, a la división de funciones, a la libertad de prensa y expresión, merece un reconocimiento de todos los ecuatorianos, por su decisión, coraje y por la lucha que realizó para mantener viva la esperanza de la alternabilidad democrática. Más aún, cuando se considera que por su posición personal tanto económica, cuanto familiar, esta lucha significó grandes renunciamientos y muchos sacrificios.

El socialismo siglo XXI, a diferencia de los casinos, no nos deja opción de entrar o no al juego de las apuestas. Toca ahora continuar con la obligación que tenemos todos los ecuatorianos, a pesar de la cancha inclinada, a pesar del sistema donde “la casa gana” de expresar lo que creemos, de advertir sobre la gravedad de los problemas que el país afronta, explicar el porqué no saldremos de esta recesión con sus secuelas sociales si no se dan cambios dramáticos en la conducción del Estado, y exigir con los medios que nos queden que estos cambios se den.

* Exvicepresidente del Ecuador. (O)